Iker BIZKARGUENAGA
Entrevista
PELLO OTXANDIANO
Candidato de EH Bildu a lehendakari

«La estabilidad la aporta una política capaz de ofrecer un proyecto de país»

Pello Otxandiano (Otxandio, 1983) afronta con confianza la recta final de una campaña que se ha querido embarrar al calor de unas encuestas que cuestionan por primera vez la primacía del PNV. Ante un modelo que ve agotado, el candidato de EH Bildu reivindica el cambio a través de una nueva forma de hacer política, alejada del regate corto y el interés partidista.

(Gorka RUBIO | FOKU)

 

EH Bildu enfila el último tramo de campaña liderando los sondeos, ¿cómo se lo toman?

Hemos sido muy cautos con las encuestas desde el primer momento. Es verdad que ya hay una serie de sondeos que apuntan en una dirección, pero las encuestas son encuestas, y además aún hay un voto indeciso que está ahí y que puede decantar el resultado. Estamos tranquilos, y también confiados. Es verdad que dan una cierta confianza para hacer frente a esta última recta.

Ha mencionado el voto indeciso, ¿qué puede hacer que se mueva hacia un lado u otro?

Hay dos marcos que se están estableciendo: uno es el de la ilusión y la esperanza, que representa EH Bildu, y luego hay un marco que está tratando de fijar el PNV, que es el del miedo y de la incertidumbre. Evidentemente ese es un marco que pretende movilizar cierto voto, que puede ser afín al PNV o que puede estar en duda entre PNV o EH Bildu. Estos días vamos a disputar el sentido del proyecto de futuro, y creo que la seguridad y la estabilidad está en una política que sea capaz de ofrecer un proyecto de país. Los gobiernos actuales, la política de alianzas actual, no ofrece estabilidad ni seguridad. En estos debates estamos, y puede ser que su resultado sea el que decante a ciertos indecisos.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, hizo una apelación expresa a que no gane EH Bildu. Es casi un regalo viniendo de donde viene...

Sí. Lo dijimos nada más empezar la campaña electoral: hemos alcanzado un estadio en el que la posibilidad de que la izquierda soberanista gane las elecciones es real. Y hay una percepción real de que eso puede suceder. Eso ya es un cambio en sí mismo. Y ante eso hay una reacción del PNV y el PSE, que buscan blindar a toda costa el actual statu quo, y también hay una reacción por parte de la derecha, que entiende la posibilidad de un EH Bildu liderando gobiernos como una amenaza. Esa es la situación en estos momentos.

El PNV le ha reprochado a EH Bildu que haya aparcado el tema de la soberanía.

La demanda de soberanía está en el centro de nuestro planteamiento político. Debemos aprovechar la ventana de oportunidad abierta en el Estado, y eso consiste en llegar a un acuerdo en el Parlamento en la siguiente legislatura. Para eso hay que activar la Ponencia de Autogobierno en los próximos tres meses y llegar a un acuerdo en el plazo de un año. Hay un acuerdo en torno a bases y principios, y ahora tenemos la posibilidad de ofrecerle una pista de aterrizaje al PSE, porque la novedad respecto a 2018 es que el Gobierno español ha apuntado la posibilidad de abrir un debate democrático en torno al carácter plurinacional del Estado. Tenemos la posibilidad de alcanzar un acuerdo amplio en el Parlamento Vasco y de acudir a Madrid con una sola voz. Eso es una prioridad ineludible en la próxima legislatura.

Podemos sostiene que votar a EH Bildu es apoyar un Gobierno del PNV. ¿Les ha sorprendido ese mensaje?

No... La izquierda confederal está en una situación bastante precaria y cada cual tiene que hacerse notar y plantear un relato en campaña electoral. Nosotros y nosotras lo que decimos es que existe un mandato popular, que es un mandato para avanzar en más soberanía pero también en políticas más progresistas y más igualitaristas. El siguiente Parlamento va a ser soberanista, por mucho, pero también va a haber una mayoría absoluta de izquierdas; por tanto, planteemos el ejercicio de cómo se puede organizar la gobernabilidad en esta parte del país para avanzar en esos dos sentidos.

No se pueden mezclar ámbitos de debate; una cosa es la realidad política en España, y la relación de fuerzas en el Estado, y otra muy distinta la relación de fuerzas que tenemos aquí. La relación de fuerzas es distinta, y la lógica del debate político es muy distinto. Creo que la izquierda confederal peca en muchos casos de mimetizar el marco del debate al del Estado, y eso es un error.

Ha lanzado un mensaje en torno a una propuesta de Gobierno colaborativo. No parece que esa mano tendida haya sido bien recibida por PNV y PSE. Si estos dos partidos mantienen su pacto, ¿cómo se puede articular un cambio?

Yo creo que el cambio ya está en parte. Esperemos a los resultados, pero según dicen las encuestas ese mapa político ya es diferente. Se constata algo que EH Bildu lleva diciendo desde al menos las elecciones forales, y es que se ha abierto un nuevo ciclo político. Y los mapas que plantean esas encuestas lo certifican. A partir de ahí nada es igual. Uno puede rehuir esa realidad, tratar de seguir haciendo lo mismo contra el signo de los tiempos, en contra del mandato popular, pero eso no se sostiene.

Hay temas nucleares, como Osakidetza, la vivienda, que están entre las principales preocupaciones de la ciudadanía. ¿Hay margen para acuerdos de país con esos partidos?

En el debate público se ha avanzado, porque hace escasos meses se ponía en duda que hubiera un problema en Osakidetza, se decía que lo que había era un cambio cultural; en vivienda no se planteaba que fuera un problema social en los términos de ahora. De hecho, en 2015 el PNV votó en contra de la Ley Vasca de Vivienda, y hoy no pone en cuestión las bases de esa ley. Hemos avanzado y se vislumbran espacios de encuentro. El espacio de encuentro en cuando a Osakidetza es que todos y todas convenimos en que necesitamos un sistema público de salud que garantice, por lo menos, la calidad de servicio que hemos tenido hasta ahora. Ahí hay un espacio de encuentro, y si analizamos los programas más o menos todos estamos de acuerdo en cuáles son las prioridades. En vivienda, todo el mundo está de acuerdo en desarrollar la Ley Vasca de Vivienda, en que tenemos un problema, en que la situación exige responsabilidad. En principio hay espacios de encuentro entre familias políticas que somos diferentes. Y luego, evidentemente, hay diferencias, como es normal.

Participó en el debate sobre la Ley de Educación, que salió como salió. ¿Hay margen en esta nueva legislatura para seguir hablando de educación?

Sí, pero hay que hacer un balance del proceso, sobre todo de la gestión del Pacto Educativo. Hay que hablar del contenido de la ley, de las divergencias que tuvimos en el texto, pero más allá de eso creo que hay que analizar la gestión política que se ha hecho del pacto. Porque ha habido momentos en los que uno de los socios de gobierno ha reivindicado el hecho de haber sacado a la segunda fuerza política de este país del Pacto Educativo. Ha habido momentos en los que el lehendakari ha llegado a decir explícitamente que ya había apoyos suficientes para aprobar la ley. Sectores del PNV y del PSE se han alejado del espíritu del pacto. Todos y todas convenimos en que esta es una cuestión crucial, que la transformación del sistema educativo hay que hacerla de forma consensuada, y así llegamos al Pacto Educativo, pero después se ha hecho una gestión nefasta. Si recuperamos aquel espíritu y todo el mundo asume con todas las consecuencias que ante los retos que tiene el sistema educativo tenemos que blindar este proceso, creo que es posible encauzar la situación.

Frente a lo que le ocurre a la izquierda en otros países, la izquierda soberanista está logrando resultados muy buenos en Irlanda, en Galiza... ¿Está sabiendo entender y atender al interés de la gente?

Creo que sí, y a eso le añadiría otra reflexión, y es que la soberanía es más que nunca un debate del presente y del futuro. En un mundo global, de mucha incertidumbre, ante los cambios geopolíticos que se están produciendo, ante un sistema económico con cada vez más incertidumbres, se necesitan políticas públicas de cercanía, políticas kilómetro 0, que respondan a las características sociales, institucionales y territoriales del entorno más cercano. Eso requiere de sociedades cohesionadas que tengan suficiente capacidad política y jurídica como para implementar esas políticas. Eso está relacionado con el auge de las izquierdas soberanistas, porque las políticas que nosotros planteamos son precisamente las que sirven en este nuevo contexto global para responder a las necesidades de la gente y de la sociedad.

Venimos de una fase electoral en la que EH Bildu ha tenido muy buenos resultados, hay quien lo atribuye al colapso de la izquierda confederal. ¿El cambio es estructural o se debe a motivos coyunturales?

Si se hace un análisis demoscópico y se atiende a los microdatos, se ve que el cambio también es generacional, y que EH Bildu recibe voto no solo por parte de la izquierda confederal, también por parte del PNV. Es algo que va mucho más allá del trasvase de voto de la izquierda confederal a EH Bildu, los datos así lo indican. Creo que EH Bildu, sobre todo, está acertando en hacer una política no convencional, que es lo que está pidiendo la gente. Una política que supedita los intereses partidistas, que pone en el centro el interés del país, que plantea una visión a medio y largo plazo, fuera del tacticismo de la política del regate corto, y que prima un proyecto de país construido sobre un mandato popular.

Hoy creo que la izquierda soberanista representa la mediana de la sociedad, que es una sociedad que demanda un salto en nuestro autogobierno, en nuestra capacidad política, y que demanda también políticas más progresistas, servicios públicos de calidad, que se garantice el acceso a la vivienda, que se transite hacia una política industrial arraigada en el territorio pero adecuada al nuevo contexto. Esa es la mediana social, y ante el agotamiento del modelo que representan en este caso sobre todo PNV y PSE la izquierda soberanista plantea un proyecto de futuro mediante una política que es nueva.