EH Bildu vence con solvencia en el escenario del duelo más enconado
El escrutinio en Araba prometía ser el más intenso y los datos corroboraron esa impresión. En pocos votos se jugó no tanto el liderazgo, decantado desde el inicio hacia EH Bildu, sino un escaño que podría haber situado al PNV en una posición más cómoda en la Cámara. Al final se lo llevó Sumar.
Sería demasiado decir que todos los ojos estaban puestos en Araba, ya que en estos comicios ha habido muchos puntos de interés, pero sí es cierto que ese herrialde era a priori el llamado a decantar la balanza, con una estrecho margen en los sondeos entre el PNV y EH Bildu. La victoria cayó del lado de la coalición soberanista, con bastante menos suspense del previsto, una emoción que se trasladó al reparto de un escaño que durante parte del recuento estuvo oscilando entre los jeltzales y Sumar, y que finalmente acabó en el zurrón de la formación de la izquierda confederal.
Ese escaño, de haberse apuntado en su cuenta de resultados, habría permitido al PNV empatar con EH Bildu en Araba -no en votos pero sí en escaños- y desequilibrar a su favor la balanza del Parlamento. No fue así, sin embargo, y de hecho los jelkides se quedaron prácticamente con el mismo número de papeletas que en 2020 a pesar del fuerte incremento de la participación.
Por contra, para Sumar, que durante buena parte del recuento se vio fuera del Parlamento, ese representante supone un importante alivio, aunque apenas matiza los malos resultados de un espacio, el de la izquierda estatal, donde las peleas internas lo han situado al borde, o un paso más allá, de la irrelevancia. Que Elkarrekin Podemos apenas se quedara en un 2,40% de los sufragios no debería ser consuelo para quienes sí han entrado.
Araba también ha sido el clavo al que se ha aferrado Vox para mantener una representación exigua pero con la que volverá a intentar condicionar la actividad parlamentaria.
CINCO ARRIBA, CINCO ABAJO
Los resultados de la candidatura liderada por Pello Otxandiano, cinco puntos porcentuales por encima de los de 2020, son espectaculares, y más teniendo en cuenta que venció también en Gasteiz, como ya hizo Rocio Vitero en las municipales, y en buena parte de los municipios alaveses, entre ellos Amurrio, Agurain, Labastida, Oion, Bernedo, Asparrena, Aramaio, Artziniega, Zuia, Zigoitia y, lo que es un dato a destacar, estuvo a punto de hacerlo en Iruña Oka, donde quedó a nueve votos de los jeltzales. En Laudio, la segunda localidad alavesa en población, se produjo un curioso empate a 3.327 votos.
Por contra, el PNV, que había vencido holgadamente en las elecciones autonómicas desde 2012, no pudo aguantar el tirón y, con cinco puntos menos que hace cuatro años, del 32 al 27%, constata que lo ocurrido en las elecciones municipales y forales y en las estatales de 2023 no solo no fue algo coyuntural sino que se ha acentuado en esta nueva cita.
Las victorias en algunos de sus feudos habituales, como Dulantzi, Aiara, Berantevilla, Erriberagoitia, Lantziego u Okondo no quita el regusto amargo a la plancha liderada por Joseba Díez Antxustegi.
Otro punto de atención en Araba fue la disputa entre PSE y PP, bastante más cerrada que entre las dos primeras fuerzas, y se saldó con ambos empatados a cuatro escaños -sube uno el PP respecto a 2020- y medio millar votos de diferencia a favor de los primeros.