Preocupaciones y acciones

En lo personal, mi preocupación más reciente y recurrente es que no paro de recibir información y ofertas para hacerme un seguro de deceso. Si está claro que existen múltiples chivatos digitales e informáticos que filtran material exclusivo a unos lugares mitológicos donde se procesa cualquier asunto y un algoritmo o una funcionaria despistada llegan a la conclusión que mi historial médico y las últimas analíticas, lo que les conviene a todo mi entorno es que me haga ese seguro porque cualquier día la palmo y a ver quién se hace cargo de la incineración que sugiero y deseo si no está firmado, pagado y bien pagado todo el proceso burocrático, administrativo y empresarial para llevarla a buen término.

Las preocupaciones inherentes a mi cargo y responsabilidades profesionales y públicas son diversas, dispersas, circunstanciales o estructurales. Confieso que la coyuntura me lleva a preocuparme por asuntos que nada tienen que ver con mi estancia en la Tierra. A otros asuntos me adhiero de manera casi inmediata. La banca, sus fusiones, sus opas, sus guerras en las bolsas y las acumulaciones de capital. Como uno de mis catecismos más recurridos son las tres entregas de “El Padrino”, entiendo perfectamente lo que son los clanes, los repartos de territorios, las uniones para hacerse fuertes frente a los otros. Es más, a mi edad he visto tantas peleas, fusiones, adquisiciones y reconversiones que nada me asusta. De manera hostil o amigable (es un decir propagandístico), el capital siempre quiere más capital. Con acciones y reacciones de manual. El intocable oligopolio por excelencia.