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KOLABORAZIOA

Dichosa niebla


Animamos a los que tenéis la responsabilidad de hacerlo, a que os dejéis de dudas o de cálculos electorales, a que acabéis con este sainete esperpéntico y cojáis al toro por los cuernos. A lo largo de estos días, algunas instituciones nos están obsequiando con un serial aburrido sobre el tema: ¿qué hacer con ese monumento al horror con cúpula, edificado al final de la avenida Carlos III?

La verdad es que, tanto en las formas como en el fondo, nos están dejando perplejas y estupefactas. Puede que sea la edad de tres personas ya mayores, las abajo firmantes (con nula disciplina), militantes por la memoria, lo que motive esa sensación, pero creemos que los motivos son otros.

Como miembros de ese mundo abertzale y de izquierda, no podemos entender esa posición que, mediante las actuaciones que se están realizando, intenta blanquear la opción de mantener el edificio en pie.

Nos han traído grandes técnicos para confirmarnos lo que ya sabíamos de antemano, que su interés arquitectónico y técnico es de muy baja calidad y que toda la importancia del mismo no es otra que la simbólica, o sea, el enaltecimiento y homenaje perpetuo a los responsables de aquella escarda criminal de miles de navarros y el aplauso de su actuación en las torturas, los encarcelamientos, las humillaciones a las mujeres represaliadas, huérfanas, viudas, exiliadas, desterradas, multadas, expoliadas, violadas, embargadas, rapadas, que sufrieron el escarnio público y otros tormentos, ese es precisamente el valor que tiene y, por tanto, es urgente hacerlo desaparecer.

Cuando un movimiento político abandona o deja un hueco en sus principios, no tardan otros en ocuparlo, los hay que son honestos, hacia ellos todo nuestro respeto, también los hay oportunistas que acuden prestos a aprovechar el momento, ojalá nos equivoquemos, pero quizás en pocos días veamos cómo nos adelantan por la izquierda.

Como miembros del colectivo Zurbau de la Cendea de Oltza, y recogiendo el sentimiento de mucha gente, os animamos a los que tenéis la responsabilidad de hacerlo, a que os dejéis de dudas o de cálculos electorales, acabéis con este sainete esperpéntico y cojáis al toro por los cuernos, os pongáis manos a la obra y hagáis efectivo ese anhelo de Navarra de eliminar ese símbolo de humillación.

Ahora es el momento, quizás más adelante ya no sea posible y si no sois-somos capaces de hacerlo, estamos seguras de que cientos de jornaleras, obreras acompañadas por el amor a las personas asesinadas, enarbolando picos y azadas, e incluso con sus uñas irán desmontando ese mamotreto piedra a piedra, y cuando sus rostros estén bañados de sudor y lágrimas nos gritarán: «¿qué cojones estáis haciendo?».

(Este artículo está escrito y publicado el 1 de abril de 2018 y, tristemente para todas, sigue estando vigente, es hora de que cada una asuma su responsabilidad y no se esconda en consultas ni resignificaciones).