02 JUN. 2024 [ XÓCHITL GÁLVEZ ] La mujer «hecha a sí misma» que lidera una oposición sin opciones reales de triunfo (Ulises RUIZ | AFP) Alberto PRADILLA C. DE MÉXICO Poca gente querría estar en el papel de Xochitl Gálvez, liderando una candidatura sin opciones y con cuestionamientos al interior de sus propias filas. La exsenadora del derechista Partido de Acción Nacional (PAN) encabeza una alianza contra natura junto a sus antiguos rivales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Esta unión ha permitido al actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, retratar a sus rivales como defensores del antiguo régimen sin mayores dificultades. Casi solo con recordar quién se encuentra enfrente, a Claudia Sheinbaum le bastaba para garantizarse la presidencia. La candidatura de Gálvez es el ejemplo de una oposición desnortada y con poco que ofrecer a México. No existen liderazgos sólidos y tanto PRI como PAN son responsables directos de algunos de los grandes problemas que afectan al país, como la violencia y la corrupción. Así que resulta poco creíble que cualquiera de sus líderes se presente como alternativa a un problema que ellos mismos crearon. La apuesta por Gálvez fue un intento de acercarse a las clases populares mexicanas. De orígenes humildes, de familia de etnia otomí, la senadora siempre se presentó como una mujer «hecha a sí misma». Asegura haber vendido gelatinas en el mercado para sobrevivir y proyecta una historia de crecimiento en la escala social que encaja en la doctrina meritocrática. De hecho, este es un argumento que ha utilizado contra su rival, Claudia Sheinbaum, que a pesar de liderar una opción progresista tiene un origen más acomodado. «Mientras tú bailabas yo tenía que trabajar», le dijo a su rival en el último debate. ESTILO DE CONFRONTACIÓN Después de sus estudios fundó una empresa tecnológica y llegó a encargarse de las comunicaciones del pabellón de México en la Expo celebrada en Sevilla en 1992. Una década después daría el salto a la política de la mano de Vicente Fox, el primer presidente que rompió con casi un siglo de hegemonía priísta. En realidad, el nombre de Xochitl Gálvez sonó más para competir por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, donde la oposición sí tiene posibilidades. Sin embargo, Gálvez buscó la confrontación directa con López Obrador y trató de plantarse en una de sus conferencias «mañaneras» para debatir con el jefe de gobierno federal. Se encontró con las puertas cerradas. Un año antes, la senadora se había hecho notar disfrazándose de dinosaurio para debatir la reforma de la ley electoral. En un contexto en el que la oposición carece de una línea clara, su estilo y su popularidad parecieron una buena opción. PLEGARIA A DIOS En relación a las propuestas, Gálvez trató de manejarse entre mostrar un perfil de aparente defensa de los derechos sociales (que son bandera del actual gobierno), la tradicional reivindicación de la empresa privada y guiños conservadores para su público más fiel. Por ejemplo, la candidata ha repetido hasta la saciedad que mantendrá los programas sociales impulsados por López Obrador (lo cual implica una victoria ideológica del obradorismo) pero al mismo tiempo ha terminado apelando a Dios como argumento para la victoria. «Tengan la certeza: Dios está con nosotros, tengan fe. Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?», terminó proclamando en el mitin que cerraba la campaña celebrado en Monterrey, una de las capitales industriales del país y de los pocos lugares en los que no gobierna Morena. Aunque su obligación es asegurar que se ve ganadora, prácticamente nadie cree que pueda estar ni cerca. De hecho, su gran batacazo sería quedar por detrás del candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, cuyo discurso se ha centrado en los más jóvenes, acudiendo a universidades para obtener el apoyo de los votantes: es activo en redes sociales con retos virales y tiene propuestas como la regulación del consumo de drogas y desmilitarizar la seguridad pública, y a quien sectores de la oposición pidieron que renunciara para hacer frente común. «Ha terminado apelando a Dios como argumento para la victoria. ‘Tengan la certeza: Dios está con nosotros, tengan fe. Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?’, terminó proclamando en el último mitin celebrado en Monterrey»