Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó ayer de que la situación en los hospitales del centro de la Franja de Gaza es de «auténtica pesadilla» tras los bombardeos y operaciones terrestres israelíes en Nuseirat, que se han cobrado la vida de al menos 274 personas.

«Los quirófanos están funcionando a pleno rendimiento. Los recursos que tenemos son muy limitados», relató a Europa Press Chris Hook, jefe del equipo médico de MSF en el Hospital Nasser. «En la última hora creo que hemos recibido unos 50 heridos graves. Hay personas con múltiples y graves fracturas abiertas en sus extremidades. Tenemos varios niños inconscientes que están tratando de sacar adelante a través de tomografías computarizadas y de cuidados intensivos», explicó.

«Tenemos muy pocos analgésicos disponibles. Tenemos que racionar un poco la morfina y la ketamina. La unidad de cuidados intensivos ya está llena, y están llegando más pacientes. Es un grave suceso con víctimas en masa y está ocurriendo en este momento», expuso el facultativo.

La situación en el Hospital Al Aqsa es similar, con «un abrumador número de pacientes gravemente heridos», muchos de ellos mujeres y niños. La responsable médica de MSF en el Hospital Al Aqsa, Karin Huster, explicó que habían atendido «toda la gama de heridas de guerra», heridas traumáticas, desde amputaciones a evisceraciones, traumatismos, lesiones cerebrales traumáticas, fracturas, grandes quemaduras, etcétera. «Niños completamente grises o blancos por el shock, quemados, llamando a sus padres, muchos de ellos sin gritar porque están en estado de shock, pacientes embarazadas», indicó.

«Se ha producido un número enorme de muertes a causa del bombardeo de zonas densamente pobladas. Es mucho más de lo que cualquiera podría atender en un hospital funcional y apenas tenemos recursos», dijo el coordinador de MSF en Gaza, Samuel Johann. «Cuántos hombres, mujeres y niños más deben morir para que los líderes mundiales decidan poner fin a esta masacre», se preguntó.

«MÁS HORRENDA CADA DÍA»

El bombardeó israelí del sábado sobre el campamento de refugiados de Nuseirat y sus alrededores fue de tal magnitud y sus consecuencias tan brutales que el jefe humanitario de Naciones Unidas, Martin Griffiths describió la zona como el «epicentro del trauma sísmico» que padece la población gazatí.

«Las imágenes de muerte y devastación tras la operación militar israelí», añadió, «solo demuestran que la guerra se está volviendo más horrenda a cada día que pasa» y que «nadie está a salvo en Gaza».