EDITORIALA

Los comicios europeos afianzan tendencias y dejan señales claras para afrontar el ciclo político

Las elecciones al Parlamento Europeo han confirmado algunas tendencias: la participación es pobre; la ultraderecha obtiene resultados muy potentes en especial en el Estado francés, Italia, Austria y en Alemania, pero más discretos en otros países; y los aprietos internos de los partidos pueden tener translación continental.

Como primer efecto de esas tendencias, nada más cerrar los colegios, Emmanuel Macron dijo haber «escuchado el mensaje de la ciudadanía». Disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones. Algo lógico, pero también lo que le demandaba la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, lo cual refleja otra tendencia más peligrosa: la ultraderecha marca la agenda.

LA PARTICIPACIÓN ES UN PILAR DEMOCRÁTICO

La abstención ha sido algo menor de la esperada (49% a nivel continental), pero que se estanque ahí no debería ser un alivio para quienes creen que los proyectos políticos y los equilibrios de poder se deben dirimir a través de la participación democrática.

En general, una de cada dos personas con derecho a votar ha valorado que no merecía la pena. Lo hacen desde perspectivas diversas, unas despreocupadas y otras militantes, pero no deja de ser una alarma recurrente que hay que atender.

EH BILDU SIGUE ROMPIENDO SU TECHO

Otra tendencia que han apuntalado estos comicios es la que sitúa a EH Bildu como fuerza emergente y al PNV en decadencia. Pernando Barrena irá a Bruselas con más de 275.000 votos en Hego Euskal Herria pese a la baja participación y ganando en la CAV.

Mientras tanto, el PNV es tercera fuerza con unos resultados muy malos. Oihane Agirregoitia logra su escaño a costa de ser la pagana de los problemas estructurales de los jeltzales: falta de liderazgo, desconexión, agotamiento… y una endémica soberbia.

En Hego Euskal Herria ha vencido el PSE-PSN, pero es el soberanismo de izquierda el que marca la pauta.

SIN VACUNAS CONTRA LA ULTRADERECHA

En cierta medida, los comicios señalan una y otra vez que Euskal Herria es un refugio frente a la ultraderecha. Históricamente, en tierras vascas el autoritarismo obtiene resultados entre residuales y moderados.

No obstante, eso no hace a la sociedad vasca impermeable a esa agenda retrógrada, al empobrecimiento del debate, a la tendencia reaccionaria y violenta… Cuidado con la autocomplacencia.

En ese sentido, en Ipar Euskal Herria la Agrupación Nacional de Le Pen obtuvo anoche unos resultados impactantes, ganando cerca de 10 puntos (hasta el 23%) y siendo la primera fuerza.

SEÑALES QUE ES NECESARIO INTERPRETAR Y ATENDER

En el Estado español, el PP gana por la mínima al PSOE, lo que refuerza la apuesta de Pedro Sánchez para avanzar con la legislatura. Ahora Repúblicas es la cuarta fuerza en el Estado español, con más de 850.000 votos. La izquierda confederal dividida pierde un escaño, cuando la derecha española en su conjunto gana 13, incluidos los tres de Alvise Pérez.

El triunfo de Agrupación Nacional (RN) en el Estado francés merece un análisis histórico profundo, pues supone el fin de la estrategia del cordón sanitario contra el Frente Nacional. Era evidente que era cuestión de tiempo, y ese momento ha llegado.

A nivel continental, además del golpe simbólico, el poder adquirido por la ultraderecha supone una renegociación de las alianzas, que bascularán hacia ese extremo para concertar un renovado establishment.

La izquierda debe reaccionar y recuperar espacios, desde las calles hasta las instituciones. Siempre escuchando a la gente, también cuando dice cosas incomprensibles o claramente equivocadas.