Invertir
Visto el debate entre Biden y Trump, cualquiera diría que estamos en plena decadencia de la civilización occidental. El fatalismo es aún más inquietante con una guerra reventando ese mismo jardín trasero de Europa que Hitler definió como el espacio vital para que su III Reich poseyera algo así como un imperio colonial a las puertas de Alemania. Su apetito imperialista acabó en cataclismo mundial y en trágica derrota que dejó escrita una lección de Historia sobre la peligrosidad de las ideologías totalitarias.
Tan mal lo han hecho todos los gobiernos franceses que precedieron al de Macron, el peor presidente de todos según una última encuesta, que hoy gran parte de los herederos que sobrevivieron a la II Guerra Mundial llenan las urnas con papeletas de un partido que hunde sus botas en el barro del colaboracionismo de Vichy. Y si no sucede sólo en Francia es porque en todos los países se ha acabado gastando más en seguridad que en educación, en policía que en profesores, en tanques que en escuelas, y ello con el aplauso mediático . Sea cual sea el sea el resultado de la segunda vuelta, no hay debate posible; si no queremos seguir por el barranco de la decadencia que marcan Trump, Biden y Macron, no queda más remedio que invertir la tendencia invirtiendo en lo que importa.