Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

El uso de maquinaria pesada causando daños es lo que ha parado Santa Criz

Una actuación temeraria y sin permiso por parte del equipo arqueológico de la Universidad de Navarra ha tenido como repuesta la paralización de las investigaciones y ha causado daños en uno de los yacimientos más relevantes de en Nafarroa: Santa Criz, en Eslaba.

Javier Andreu, entrevistado por Manuel Pimentel para un programa que emitió el segundo canal de RTVE.
Javier Andreu, entrevistado por Manuel Pimentel para un programa que emitió el segundo canal de RTVE. (UNIVERSIDAD DE NAVARRA | EUROPA PRESS)

Los viajeros romanos tenían la extraña costumbre de amontonar piedras como ofrenda al dios Mercurio. Cuando veían a su paso un montón de piedras, se detenían a colocar otra más como muestra de devoción, quizás bajo la creencia de que les traería buena suerte.

Hasta se reían de sí mismos por ello. Tenían el dicho «Lapidem mittere ad acervum Mercurii», que podría traducirse como «arrojar una piedra al montón de Mercurio».

Usaban esta expresión en el sentido de hacer algo inútilmente, pues eran conscientes de que aquello no es que trajera mucho provecho.

Esos montones de piedras se conocen hoy como morcueros, palabra que sigue recordando al dios de los mercaderes. Estos morcueros son una metáfora perfecta de lo que es la arqueología. Las personas, los pueblos, van dejando piedras o señales que quedan amontonadas unas sobre otras en los yacimientos. La arqueología sería, siguiendo este símil, la ciencia que aspira a extraer el máximo de información a cada una de las piedras -de su forma, de su tamaño, de su procedencia, de su posición en el montón- para entender así quién la lanzó.

UNA CIUDAD, A SU VEZ, ROMANA Y VASCONA

Los romanos, por su proceder metódico y su manejo de la escritura, son la clave para entender los últimos dos mil años de la historia de Euskal Herria.

Sabiendo, por ejemplo, cómo y para qué eran los pequeños altares romanos, sabemos de la existencia de Larrahe como deidad vascona previa a los cultos romanos.

Uno de los yacimientos más importantes hoy para estudiar la romanización de Nafarroa, y de Euskal Herria por extensión, es la misteriosa ciudad de Kriz o Santa Criz, ubicada en la localidad de Eslaba. Se trata de una ciudad de gran magnitud, con templos, con foro, con necrópolis cívica.

Cerca de esa ciudad, en el entorno de Uxue, se encontraron alusiones a dioses previos a los latinos. Concretamente, aparece uno con resonancias éuskaras: Lacubegi.

Pero la noticia de estos días está en el humilde morcuero que se encontró anexo al foro.

DE LAS REDESCUBRIDORAS A LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Aunque el hallazgo de las ruinas data de 1917, no fue hasta los años 90 cuando comenzaron las excavaciones que dieron cuenta de la importancia del yacimiento. El mérito fue de Txaro Mateo, Rosa Armendáriz y Pilar Sáez.

Gracias a su trabajo y al de su equipo emergió el imponente criptopórtico anexo al poblado vascón original. De entre los escombros aparecieron mármoles italianos y turcos, así como estucos con pigmentos azules de Egipto.

Sin embargo, con el paso de los años y los hallazgos que surgían campaña tras campaña, el yacimiento de Santa Criz ya no solo requería de excavaciones. Necesitaba darse a conocer y ser promocionado.

Es en este momento de relativo punto muerto cuando aparece la Universidad de Navarra. Ellos aportan su reconocimiento, sus estudiantes para hacer sus visitas, sus técnicos, sus excelentes divulgadores, sus contactos.

En contraprestación, Kriz constituye un enorme valor añadido para la Universidad, pues ofrece a los estudiantes la posibilidad de trabajar en una ciudad romana de entidad ciudad en la que convivió la cultura previa a la romana y que, quizás, aún esconda claves para entender tanto a una cultura como a la otra.

De esta colaboración, en la que participan también el Ayuntamiento, el Gobierno de Nafarroa, la UE con sus fondos y los consocios turísticos, nace una web ciertamente lograda (aunque también algo desactualizada). La ciudad está, también, en las redes sociales.

A través de esas plataformas, se han llevado a cabo operaciones de tipo promocional, como la venta de camisetas o iniciativas mixtas para relanzar a través de este patrimonio productos locales, como los vinos de la zona.

ADEMÁS DE PROMOCIÓN, INVESTIGACIÓN Y EXCAVACIÓN

Sin embargo, como es lógico, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra no se conformó con publicitar lo que encontraron otros, cuando la mayoría del yacimiento sigue bajo tierra. Así que ellos solicitaron permisos para proseguir con las excavaciones.

Al tiempo, han ido organizando exposiciones, congresos y jornadas, y se han publicado libros sobre las epigrafías romanas que han aparecido en la ciudad. E incluso Kriz ha aparecido en un programa del segundo canal de la televisión pública española.

La Universidad de Navarra ha llevado a término tres campañas de excavaciones en Santa Criz. Y todo parecía ir bien. Más que bien, según se dio a conocer en otoño pasado con el descubrimiento del templo principal del foro de la ciudad.

Pero no era así.

La resolución de la Institución Príncipe de Viana, fechada el pasado 25 de junio, ha destapado el escándalo al negarles el permiso para continuar excavando.

La reacción de la Universidad ha sido la de denunciar públicamente una injusticia para con ellos. Y, en seguida, ha cundido en redes sociales cierta tesis de que ahora el dinero público que se destina a excavaciones se quiere llevar hacia yacimientos cuyos hallazgos puedan tener una lectura abertzale, o euskaltzale, como el de Irulegi, donde se encontró la famosa Mano.

Los posicionamientos públicos de Javier Andreu, el catedrático responsable del Diploma de Arqueología de esta universidad y del propio yacimiento de Eslaba, revisten de verosimilitud esta teoría.

Desde que se encontró la mano, Andreu ha reaccionado a cada noticia dada por Aranzadi con textos de opinión críticos en la prensa, ninguneando su relevancia, en los que resulta complejo no percibir cierta inquina.

UPN ha comprado esta idea y ha elevado la polémica, al acusar a los técnicos de Príncipe de Viana de tener «oscuras intenciones» con la decisión de parar las excavaciones.

Pero verosímil solo significa que algo es similar a la verdad, no que sea cierto.

Los motivos de la retirada del permiso están descritos en la resolución del Gobierno navarro en la que se deniega al equipo de Andreu el permiso para seguir excavando y, si se pone en relación con la resolución del año previo, lo sucedido es inaudito.

UNA PERICIAL POR LA RETIRADA DEL MORCUERO

Según describe el documento, la Sección de Registro de Bienes Muebles y Arqueología sospechó de los resultados de la campaña del año pasado. La Universidad había encontrado un templo, pero en un emplazamiento donde se les había denegado el permiso para excavar.

En concreto, la resolución del 2023 en la que se les deniega el permiso dice que «parece evidente que con este planteamiento [en referencia al planteado por el equipo de excavación de la universidad] resulta complicado cumplir los objetivos de su delimitación. Teniendo en cuenta que el sondeo nº 5 presentaba el nivel geológico a escasos centímetros de la superficie y que del sondeo nº 1, una buena parte del mismo corresponde, según los titulares, con el cardo maximus y que la gran cimentación que asoma se desarrolla bajo el gran acopio-morcuero, parece que, en este momento, la estrategia planteada no es la más adecuada».

En consecuencia, los técnicos resolvieron que «procede autorizar continuar con la campaña de sondeos, pero no en las localizaciones planteadas que deberán permanecer selladas».

Tras publicarse el hallazgo del templo en ese punto que les había sido vetado, el Gobierno -hecho insólito en la arqueología navarra- llegó a pedir un informe pericial a un tercero para evaluar los daños, certificando, además, que habían empleado una excavadora y que esta había provocado daños al yacimiento.

Esta pericial demostró «la carencia de autorización para la retirada parcial del morcuero que sella el templo, con resultado de daños al mismo por mala praxis en el manejo de maquinaria pesada», según indica la resolución emitida el pasado día 25.

A expensas de la resolución de las alegaciones presentadas, tratar de vestir la retirada del permiso para seguir excavando con argumentos de corte político se revela como un intento de esconder las vergüenzas de una prepotente mala praxis arqueológica.