Carlos GIL ZAMORA
Analista cultural

Los salarios sin transparencia ofenden

Además de pensar en el sistema de selección de las personas que gestionen las instituciones culturales públicas, es importante saber el salario que reciben. Existen unas reglas, unos límites, una escala funcionarial, pero en los de libre designación parecen existir unos márgenes donde colocar algunos extras que haga que algunos directores de unidades de producción del INAEM reciban por contrato unos emolumentos que están siendo denunciados y que los puede llevar a algún conflicto más allá de la ética.

Alfredo Sanzol dirige el centro Dramático Nacional de Madrid, donde ha sido renovado, y cobra un fijo de unos setenta mil euros a los que hay que añadir que la obra que él mismo selecciona, si es de su autoría, cobra una cantidad variable pero que ronda los quince mil euros por escribirla más otros veintitantos mil por dirigirla. Los derechos de autor aparte. Lluís Homar, también renovado en la CNTC, recibe una cantidad sobre los setenta mil por ser el director y se le prometieron cincuenta mil más por actuaciones y direcciones. Vieron que no era legal lo de actuar e hicieron una corruptela, firmaba por codirigir espectáculos que en ningún caso aparecía esta función. Todos siguen sin inmutarse. Los gremios callan y otorgan impunidad. La desigualdad ofende.