Elías ANTON MURGIONDO
GAURKOA

Apoyo mutuo

Los resultados del trabajo en común y responsable desde un análisis político coyuntural o temporal ofrecen, siempre, respuestas positivas. La división territorial de Euskal Herria comporta realidades divergentes en materia «fronteriza» pues la CAV, Nafarroa e Iparralde se diluyen entre dos Estados de una Europa confusa y alineada neoliberalmente con el globalismo más atroz. Sin embargo, tras los comicios y resultados directos de las diversas elecciones correspondientes, la actitud de las vascas y los vascos ha supuesto un salto altamente positivo y esperanzador, ya que los posicionamientos básicos han situado en clave de unidad territorial e ideológica a su población frente a la extrema derecha y la reacción fascista.

Las cosas ya quedaron claras en la CAV y en Nafarroa, donde los esfuerzos dieron como resultado un crecimiento firme y constante de la representación soberanista en lo que se refiere a la dependencia con el Estado español; en lo que se refiere al Estado francés e Iparralde, hay que señalar que la respuesta de clase ha sido contundente y la amenaza fascista ha salido derrotada, lo cual nos anuncia que el futuro se nos ofrece más limpio y hábil para trabajar en común, desde el punto de vista abertzale y reivindicativo en materia territorial y social. El hecho de que la representación de EH Bai haya logrado entrar en la Asamblea de París, por derecho propio y elegida por la votación popular, establece la equiparación con lo ocurrido en Hegoalde, donde todos los territorios vascos están representados por militantes soberanistas-abertzales. Ello debe animarnos a valorar el trabajo realizado a través de los tiempos por los hijos e hijas de este pueblo sojuzgado y ninguneado por metrópolis colonialistas e impositoras, que con sus esfuerzos y sufrimientos han mantenido en alto las reivindicaciones justas sobre el reconocimiento nacional que a Euskal Herria corresponde. Ello no quiere decir que la victoria se ha logrado, sin embargo, lo que sí ha sucedido es que la misma está más cerca y que el trabajo mutuo ayuda de manera firme al avance reivindicativo; la unidad popular es necesaria para lograr la fuerza necesaria que ha de derrotar a la imposición jacobina y monárquica que nos somete.

La Europa del futuro tendrá que reconocer que Euskal Herria es una nación y que podrá elegir su futuro, sin cortapisas e imposiciones, con sus leyes y jueces, con su gobierno democrático y administración propia, desde una república vasca consolidada y su cultura e idioma respetados. El relato histórico está escrito de manera soez y falsificada, donde agredidos y agresores se ofrecen de colores claramente diferenciados, pero eso también se corregirá, pues los herederos de la imposición morderán el polvo de la manipulación y la mentira, ya que unos iniciaron la matanza y la opresión y otros intentaron defenderse, con mejor o peor acierto, pero nacieron para defenderse de las agresiones del asesino de El Ferrol y su banda de pistoleros-cuneteros: eso está demostrado en nuestro tiempo vital...

El momento histórico que nos toca vivir adquiere luces clarificadoras, donde unos fallan y otros adquieren resultados amables y positivos. Unos se unen para seguir imponiendo y sojuzgando a una parte importante de este pueblo, uniéndose entre ellos para impedir que los resultados electorales se hagan realidad (PRV+PSE+PP), en tanto que el soberanismo abertzale crece y avanza con resultados a futuro que premiarán la ética y el respeto al buen hacer. Los niveles de agresión son diversos y adquieren importancia según sea el lugar donde se desarrollen y para qué, sean de orden estatal o territorial autonómico, pues lo sucedido con Sánchez y Macron adquiere una lectura sobre los objetivos de las fuerzas globales contrarias (PP-Vox o Le Pen). Es decir, frenar la extrema derecha en España y Francia, lo cual requería apoyos plurinacionales entre diferentes, cuestión que se ha logrado. La salida de Urkullu de Ajuria Enea (su defenestración) abre una puerta al diálogo (supuestamente) y las formas de encuentro obedecerán a la representación real de las fuerzas políticas (PNV 27-EH Bildu 27) donde el estatus independentista marca un techo referencial, en tanto que el unionismo, con el botarate Andueza a la cabeza, laborará por el chantaje y la españolidad como norma objetiva. Ahí veremos a Pradales y Ortuzar cavar juntos en la huerta del Sabin Etxea y responder a lo que se han dejado en el camino tras tantos años de alianzas para «la comodidad en España».

Nosotros a lo nuestro, pues los vientos son propicios y el unionismo y el regionalismo deberán decidir sobre su capacidad de control en los tiempos nuevos, cuestión que también nos corresponde y habrá que redoblar esfuerzos comunicacionales con Iparralde para lograr el entendimiento y la unidad necesarios para caminar juntos. El apoyo mutuo deberá ser entre defensores de una república vasca democrática y progresista, donde el socialismo abertzale sea la fuerza mayoritaria y los acuerdos básicos obedezcan al respeto y la solidaridad, acabando con las puertas giratorias y los pactos por intereses partidistas convenientes... Los resultados electorales en Iparralde suponen un salto cualitativo de gran importancia para la unificación real de Euskal Herria y para soñar con un futuro diferente. El Seirak Bat se refuerza notablemente y ello debe alegrarnos. Gora herria!

Euskal preso politiko eta iheslariak etxera!