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EDITORIALA

El clientelismo daña más que la inteligencia artificial


El Gobierno de Lakua anunció ayer una nueva convocatoria de ayudas a la prensa, sucesora de las que en su momento se activaron a cuenta del covid. Aquellas generaron dudas sobre si podían ser consideradas como ayudas de Estado por parte de la Unión Europea, y por eso el Ejecutivo de Iñigo Urkullu preguntó al respecto. El resultado es esta convocatoria, enfocada a «minimizar el impacto negativo de la inteligencia artificial generativa en la creación, elaboración y publicación de contenidos que difunden, así como, hacer frente a la desinformación». Frente a ese riesgo, el Gobierno de Imanol Pradales «considera que los medios de comunicación profesionales (…) son agentes imprescindibles en la lucha contra la desinformación y, por tanto, en el desarrollo de los valores democráticos». Las ayudas suman siete millones de euros y habrá que presentar los proyectos en agosto. Este «agostismo» es algo que la nueva Administración debería cambiar, una vez imponga su propio ritmo.

Estando de acuerdo en la importancia de apoyar a los medios de comunicación para favorecer una cultura democrática más rica, esta convocatoria responde más a urgencias contables de algunos medios que a una visión estratégica. Si, en línea con lo que se está debatiendo en Europa, las administraciones vascas quieren de veras promover la pluralidad de medios, hay que diseñar, acordar e implementar un nuevo modelo democrático tanto de financiación de los medios privados y comunitarios como de gestión de los medios públicos. Dentro de un esquema sectorial de cooperación, innovación y responsabilidad, ese modelo debería promover la pluralidad y la transparencia. Sin embargo, ayudas previas, la publicidad y otras prácticas institucionales sostienen a unos medios y limitan la capacidad de competir de otros, cuando deberían servir para impulsar al sector de cara al futuro.

En diferentes ámbitos, los nuevos retos de la sociedad vasca se están superponiendo a sus debates pendientes, distorsionando aún más las decisiones que urge tomar. En el ecosistema vasco de medios, las prácticas clientelares hacen más daño al periodismo y a los valores democráticos que la IA.