Las fechas corren a gran velocidad
Las hojas del calendario se suceden implacables y van dibujando en su paso un camino inapelable. Hay muchas efemérides, se celebran años redondos de la existencia de un grupo, un festival, un premio, pero si nos fijamos un poco más, también de la desaparición de personas o conglomerados de actividades. Las fechas son implacables. La jubilación de gestores o funcionarios llegan y sin apenas tener consciencia de ello se está produciendo un cambio generacional. Entre los profesionales de la actuación o el baile, es raro llegar hasta esa fecha límite, existen unas fronteras invisibles que solo un porcentaje sobrepasa sin tener que ampliar sus actividades a la docencia u otros menesteres. Sería necesario un estudio sociológico y laboral para entender la situación. Existen teorías simplistas. Existe un cambio incesante en los responsables de la gestión. Las personas que llegan tienen más estudios específicos, más preparación, pero por lo que se detecta, les falta pasión y mucha de la complicidad que tenían los que se jubilan con los creadores, con el tejido productivo. Son los signos de los tiempos. Quienes llegan ahora se encuentran con una realidad tangible, incluso en algunos aspectos cerrada y en marcha. Se incorporan sin más implicación a sus funciones.