07 AGO. 2024 EDITORIALA Romper con Israel para que torturar no sea gratis El genocidio de Israel contra la población palestina no se circunscribe a los territorios ocupados y a las acciones de guerra, sino que tiene su prolongación en las cárceles. Un reciente informe de la ONU llamaba la atención sobre los abusos generalizados y sistemáticos de Israel y calificaba la situación como un «cuadro espeluznante permitido por la impunidad absoluta». La organización de derechos humanos israelí B'Tselem ha hecho público un informe sobre la realidad de la tortura titulado “Bienvenidos al infierno”, expresivo título que recoge las palabras de un soldado israelí a un palestino recién arrestado. «Actos frecuentes de violencia grave y arbitraria, agresión sexual, humillación y degradación, deliberada inanición, condiciones antihigiénicas forzadas, privación del sueño, prohibición y medidas punitivas para el culto religioso, confiscación de todos los bienes comunales y personales, y negación de tratamiento médico adecuado», son las prácticas más habituales, según el relato de los prisioneros, y dan medida del infierno que son las prisiones israelíes, hasta el punto de que desde el pasado 7 de octubre han muerto, al menos, sesenta prisioneros. En las cárceles no solo se tortura, sino que se retiene a los palestinos sin acusaciones ni cargos, en lo que se conoce como detención administrativa, una práctica arbitraria que afecta a casi la mitad de los presos. Israel no solo no respeta las leyes de la guerra ni el derecho humanitario, sino que mantiene prácticas como la tortura que son contrarias a la dignidad humana y a los derechos humanos. Y sus dirigentes además las jalean, como ha ocurrido hace poco con la denuncia de una violación en grupo a una presa palestina. ¿Qué se puede hacer ante semejante barbarie? La lucha contra el apartheid en Sudáfrica demostró que dar la espalda a un régimen que practica el exterminio es eficaz. En ese sentido, la iniciativa ciudadana Gernika Palestina ha pedido que el equipo ciclista israelí Premier Tech no participe en la Clásica de Donostia. Es un compromiso mínimo contra la impunidad. Las instituciones y las empresas deben acompañar a la sociedad en sus demandas contra la tortura y el genocidio.