13 AGO. 2024 KOLABORAZIOA Endofagia alavesa Alex LARRAGOITI Zigoitiarra El término endofagia hace referencia, también, a la tendencia de una institución a aprovecharse destructivamente de sus propios miembros. Es este, pues, un calificativo que, en mi opinión, resulta idóneo para describir la situación que sufren los municipios rurales del territorio alavés. Cada día que pasa en estos primeros días de agosto, vamos conociendo nuevos atropellos de la empresa Solaria y asistiendo indignados a la imposición de un marco comunicativo adulterado y a declaraciones muy preocupantes de nuestro máximo representante institucional, el señor Ramiro González, posiciones todas ellas que atentan contra la soberanía de nuestras comunidades. En esta batalla por el «relato», no está siendo nada sencillo superar la barrera informativa decretada en nuestro territorio, pero porque sabemos que la razón está de nuestra parte y así lo hemos argumentado en las alegaciones técnicas, por pura corresponsabilidad social y porque el futuro nos va en ello, nos van a tener que oír. Seguiremos, pues, repitiendo que no estamos en contra de los proyectos energéticos que contribuyan a la transición energética, también en Euskal Herria; que los creemos necesarios, pero que no deben ni pueden hacerse aprovechando el vacío legal, colaborando con el pirateo depredador empresarial y con el atropello prepotente por estilo. Nuestras comunidades exigen ser parte de la transición energética, no los paganos de un caos de ordenación del territorio que tiene responsables políticos muy concretos. Es preciso exigirles que hagan su trabajo con un mínimo de diligencia y que no nos hagan pagar de forma irreversible su propia incompetencia. Esta situación de acoso permanente me ha llevado a reflexionar y retomar un asunto que considero crucial y explica muchas de las cosas que en este y otros muchos asuntos más sufrimos en nuestros municipios. Asuntos como la falta de servicios, ausencia de políticas para, por ejemplo, los jóvenes, ninguneo institucional y, en definitiva, la absoluta falta de libre disposición sobre nuestro propio futuro. Considero que el quid de la cuestión está el diseño del marco institucional arabarra. Muchos desconocen algo que explica en gran parte lo que nos sucede al ser avasallados con políticas impositivas, ajenas a nuestras propias realidades y al fin y al cabo, como menores de edad: las JJGG de Álava, la componen 51 representantes electos, de los cuales 39 son elegidos por Vitoria-Gasteiz, 5 por Aiala y otros 7 «por el resto de cuadrillas» del resto de la provincia; ¡esto supone el 75, 5% de la representación total para Vitoria-Gasteiz! ¿Es esta una situación que garantiza la equidad en las políticas del territorio y la participación de nuestros municipios en la soberanía popular alavesa? Creo que la respuesta es bastante evidente y explica claramente el marco político, institucional y mediático que nos ignora y devora. Si comparamos este dato con lo que sucede, por ejemplo en Bizkaia, es muy clarificador, pues allí eligen a 15 representantes por Bilbao (29, 5%), 13 por Encartaciones, 10 por Durango-Arratia y 13 por Busturia Uribe. Y en el caso de Gipuzkoa, son elegidos 17 por Donostia (33, 3%), 11 por Bidasoa-Oiartzun, 9 por Oria y 14 por Deba-Urola. En ambos se diseña el campo demográfico-electoral de tal forma que se distribuye la representación de forma equitativa en todo el territorio. Paradójicamente, no se considera adecuado para la cohesión del propio territorio alavés, una discriminación positiva que garantiza la cohesión territorial en la CAV, en virtud de la cual para el parlamento vasco son elegidos 25 parlamentarios por cada territorio histórico. Estos datos objetivos nos reflejan por qué Vitoria-Gasteiz, su percepción de la realidad y su sobrerrepresentación política urbanita devoran al resto de la provincia. Lo hacen desde hace mucho tiempo y poco a poco, pero ese proceso se está acelerando peligrosamente en la medida en que nuestros pueblos son colonizados, y se ejerce más y más presión urbanita y ajena a la realidad sociopolítica de la Araba rural. La cuestión es, ¿a quién representa en realidad el señor Ramiro González? Esta es nuestra realidad, y mientras, los mismos políticos cómplices de esta situación, históricamente nos han despistado haciéndonos mirar con recelo a otras provincias hermanas. Es, pues, el ente representado por la mega cefálica Vitoria-Gasteiz quien acosa a la Araba rural y paradójicamente es la propia población gasteiztarra quien tiene también en sus manos ayudarnos a parar la endofagia, ayudar a recuperar el equilibrio democrático en Araba y empoderarse desde ya para confrontar a Solaria y sus aliados. Nuestras comunidades exigen ser parte de la transición energética, no los paganos de un caos de ordenación del territorio que tiene responsables políticos muy concretos