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EDITORIALA

Grietas inasumibles en un servicio sanitario esencial


Los sindicatos llevan años denunciando el estado en el que se encuentra el servicio de Emergencias de Osakidetza. Atendiendo a los datos expuestos hoy en estas páginas por trabajadores y trabajadoras del sector, el escenario general es desolador: turnos que no se cubren, centros coordinadores sin personal y ambulancias sin médicos, o sin material, son situaciones habituales. Es, ya se ha dicho, un problema que se mantiene en el tiempo, pero este verano ha alcanzado cotas directamente inasumibles. Entre otras cosas, porque las fallas denunciadas afectan al desempeño diario de profesionales en cuyas manos está la vida de seres humanos.

No se puede aceptar que una ambulancia llegue tarde a atender una parada cardiorrespiratoria o a cualquier otra emergencia sanitaria por dejadez, cuando la distancia entre la vida y la muerte se mide en minutos. No puede ser que haya días con solo dos médicos para tres provincias en los centros de coordinación, o una enfermera para toda Gipuzkoa. Racanear recursos y personal en un ámbito como el de Emergencias tiene consecuencias que cualquiera puede entender, y esto es precisamente lo que están denunciando los sindicatos y una plantilla cuya profesionalidad, guiada por la vocación, es encomiable, pero que está hastiada. Hasta el momento sus quejas y demandas no han tenido respuesta positiva, sería deseable que la reunión del miércoles con el consejero fuera un hito que marcase un cambio de rumbo.

Esto no puede seguir así. Tampoco en la parte de Emergencias gestionada por subcontratas, cuyos trabajadores, y en concreto los del Grup La Pau, refieren un pésimo trato laboral, tanto desde el punto de vista salarial como del cumplimiento de convenios. También denuncian la falta de material básico. No es la primera vez que el nombre de esa firma sale a los medios, pues en pocos años acumula quejas de usuarios y empleados, y cuando no, salta a las portadas por contratar como gerente a un alto cargo del Departamento que fue apartado por saltarse las restricciones pandémicas para jugar a golf. Es lógico que la plantilla lo considere sangrante, es exigible que alguien empiece a tomar medidas ya.