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ATHLETIC

San Mamés recupera su mejor tradición para vivir un gran día y seguir soñando

Los rojiblancos se plantan en cuartos de final apeando a la Roma. Hummels vio la tarjeta roja en el minuto once y Nico con un doblete y Yuri dieron el triunfo a su equipo. Leandro Paredes metió picante en el descuento transformando un penalti.

Nico Williams celebra su primer gol con De Marcos.
Nico Williams celebra su primer gol con De Marcos. (Monika DEL VALLE | FOKU)

El Athletic está un poquito más cerca de ‘su’ final. Ni la Roma, que llegaba con ventaja y cinco victorias consecutivas a sus espaldas, ni las bajas en defensa, que se ampliaron con los problemas de Paredes durante el partido, pudieron con la magia de San Mamés, que vivió una de sus grandes tardes para plantarse en cuartos de final y seguir soñando. La Catedral recuperó su mejor tradición, uniéndose en torno a un equipo que necesitaba dar su mejor versión y encontró en la grada toda la ayuda que le podía ofrecer. El esfuerzo mereció la pena.

Empujado por un estadio repleto de aficionados, color y calor, el Athletic entró al partido con el acelerador pisado. La grada rugía cada vez que robaba el balón, se acercaba al área, forzaba un saque de banda, qué decir de un córner e incluso cuando perdía la pelota. Y silbaba con el mismo ardor cada vez que la Roma recuperaba, Svilar tardaba más de un segundo en sacar -que era siempre- o los italianos cruzaban la divisoria, que era casi nunca. Una presión insoportable, incluso para un veterano como Hummels. Sobre todo cuando se le unió la de los puntas locales. Entre Unai Gómez y Sannadi forzaron el error del central, el alavés se llevó la pelota con solo Svilar por delante y Hummels le derribó. Roja directa y, con ochenta minutos por delante, la remontada algo más cerca.

O no. Porque la Roma, que se recompuso formando una línea de cuatro atrás, tuvo aún más claro que su objetivo era mantener la puerta a cero aunque eso implicara tener a sus diez jugadores dentro del área, estirar cada interrupción del juego hasta el infinito y renunciar a una posible puntilla a la contra, cosa que por otro lado no acabó de hacer. Y el Athletic, sintiéndose quizá más obligado, se desbocó un tanto, restándose precisión. De ahí que la sensación de peligro fuera constante pero las ocasiones, aunque clarísimas, escasas. Mediada la primera parte, Sannadi envió fuera un mano a mano con Svilar y dos minutos después, el palo evitó que Nico Williams culminara una gran acción personal.

Después hubo escarceos y hasta algún susto, provocando que el tiempo pareciera correr a mayor velocidad. Pero el Athletic fue capaz de tornar la ansiedad en perseverancia y esta vez tuvo premio. En la última acción del primer tiempo, Williams centró desde la izquierda, Sannadi y N’Dicka saltaron para tocar en el corazón del área y en el segundo palo la cazó Nico Williams para reventar la portería y devolver la eliminatoria a la casilla de salida aunque ahora con cierta ventaja por el factor campo, que menudo era, y la superioridad numérica.

La teoría y la práctica no siempre coinciden y aunque el Athletic regresó de vestuarios con la intención evidente de dar continuidad al final del primer tiempo, su rival aguantó, aunque fuera boqueando por momentos, e incluso intentó alterar el guion después, dando un paso adelante para acongojar a San Mamés con un par de llegadas de Baldanzi y Shomurodov.

Se repusieron rápido los leones y, como en el primer tiempo, lo hicieron para golpear. Yuri anotó el 2-0 con un cabezazo espectacular que cruzó el área pequeña de un lado a otro para entrar por el palo contrario y meter al Athletic en cuartos de final europeos.

El esquema se repitió y los rojiblancos, ya sin Paredes, pasaron un mal, aunque corto, rato antes de que Nico, tras una vertiginosa acción con Yuri por el ala izquierda, anotara el tercero. Fue la sentencia, por mucho que la Roma se empeñara en evitarlo, forzando un penalti de Gorosabel. Lenandro Paredes no perdonó pero el partido ya estaba en el descuento y el gol solo sirvió para estrechar el marcador.



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