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EDITORIALA

Si es para gasto militar, vale un sistema progresivo


El Observatorio Fiscal de la Unión Europea, un organismo que se dedica a la investigación tributaria y que está dirigido por Gabriel Zucman, ha propuesto establecer un impuesto del 2% al patrimonio de los superricos (los que posean más de 100.000 millones) para financiar el gasto militar. Según los cálculos del centro Bruegel, el presupuesto bélico supondrá unos 250.000 millones adicionales. La propuesta de Zucman proporcionaría aproximadamente una cuarta parte, esto es, 67.000 millones. Aumentando la tasa al 3% se alcanzarían los 120.000 millones, la mitad.

La propuesta se basa en el trabajo que el propio Zucman hizo para el G20 durante la presidencia de Brasil. Parte de una constatación muy simple: los actuales sistemas fiscales son progresivos hasta cierto umbral, que una vez superado, se vuelven regresivos, lo que significa que, en general, el 1% más rico de cualquier país paga menos impuestos que el resto de contribuyentes. [Un aspecto que, por cierto, no ha tenido en cuenta la revisión fiscal impulsada por PNV y PSE y apoyada por Podemos]. Una forma de recuperar la progresividad sería establecer un impuesto a los superricos, como el diseñado por Zucman. Desde ese punto de vista, nada que objetar. La duda que plantea la propuesta es, sobre todo, de oportunidad. En primer lugar, da por buenos los argumentos utilizados para el rearme de Europa sin hacer un análisis crítico de las dependencias que tendría una compra masiva de armamento, la mayoría de origen extracomunitario, ni de los peligros que entraña un rearme general para la expansión de conflictos armados. Tampoco parece apropiada la referencia a un impuesto similar durante la II Guerra Mundial, ya que traslada la idea de que los ricos paguen, que ya lucharán los pobres.

La UE lleva décadas de austeridad que han conducido a un recorte sistemático de derechos sociales y a un empeoramiento de las condiciones de vida, pero para financiar el gasto militar enseguida encuentra soluciones, incluso un sistema fiscal progresivo se vuelve aceptable. Si realmente Bruselas estuviera interesada en su influencia global, qué mejor que convertirse en referencia de estado de bienestar.



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