EDITORIALA

Solo la implicación pública salvará el tejido industrial

Cada vez son más las empresas industriales con dificultades para continuar con su actividad. Peligra su futuro y el de un buen número de empleos industriales. Ayer en el Parlamento de Gasteiz se analizó la situación de la empresa Guardian de Laudio. Mientras el consejero de Industria, Mikel Jauregi, daba a entender que todavía existe la posibilidad de encontrar un inversor industrial, los trabajadores insistieron en que ya no hay futuro, un mensaje que no han dejado de repetir desde que Lakua autorizara el apagado del horno. Por otra parte, en la sesión quedó patente que los planes de reactivación de la comarca mediante la colaboración público-privada no están dando los frutos esperados, básicamente por incomparecencia del sector privado, más interesado en el lucro que en la regeneración comarcal.

En una situación similar se encuentra la empresa Sunsundegui de Altsasu. En concurso de acreedores, ayer se conoció el informe de la administración concursal que señala que el único inversor interesado no ha entregado una propuesta con un plan industrial y de negocio bien definido, con detalles de las inversiones a realizar y los compromisos que adquiriría. La administración concursal considera que la propuesta no cumple los mínimos que exige la legislación, de ahí que sea probable que el proceso termine con la liquidación de la empresa y la desaparición de, al menos, los 341 puestos de trabajo directo. Los trabajadores abogan por estirar los plazos legales, pero vistas las evasivas del potencial inversor, es posible que eso no altere el resultado final.

En estos casos se fía todo a la iniciativa privada. Antes era porque no se permitían las ayudas de Estado y los rescates, pero ahora que otros países europeos están salvando a sus propias empresas cabe preguntarse por qué las administraciones vascas continúan fiándolo todo a la iniciativa privada, cuando ha demostrado sobradamente que solo le interesan las gangas. En estas condiciones, hablar de colaboración público-privada en la revitalización comarcal es poco realista. Tal vez ha llegado el momento de que sea la iniciativa pública la que lidere la reactivación del tejido industrial vasco.