Carlos GIL ZAMORA
Analista cultural

Raciocinio posdramático residual

Vamos a usar la razón para conocer y juzgar, aplicar la herramienta llamada raciocinio para acercarnos a lo que se da por sentado como ‘‘normal’’ y lo que quizás aplicando otros medidores de la importancia y el valor de la cultura podría alumbrarnos otras posibilidades que tengan mejor acople con la misma sociedad o al menos con la parte de esa sociedad que puede considerarse como futuros consumidores de los bienes culturales que le proporcionan el teatro, la danza, la música y otras artes en vivo y en directo. Acabo de entrar en mi propio laberinto, una trampa de auto ejecución, porque si utilizo nociones socioculturales del siglo pasado todo me va a parecer demasiado baladí, extremadamente superfluo, con un ritmo de producción, estreno, exhibición y desaparición fugaz, imposible de dejar rastro, sin tiempo material para una consolidación apropiada. La sensación es que nacen las obras, los espectáculos fruto de una necesidad interna, económica, en un terreno poco propicio. No existe amortización, proyección, ni presencia adecuada para que se distribuya entre los aficionados más constantes. En un suspiro se está de nuevo en el mismo proceso, ensayos, estreno, unos bolos y despedida. Insuficiente. Será cosa de los tiempos actuales o quizás de rutinas obsoletas.