La máxima de EH Bildu de fomentar la transparencia les llevó el viernes a informar de aspectos de la gestión del PNV en Zaldibar que, «aún siendo legales, son éticamente denunciables». Algo más de dos años lleva el equipo que dirige Arantza Baigorri gobernando el Ayuntamiento y ha detectado prácticas que suponen «derroche» del dinero público y que desean que los vecinos conozcan.

Siguiendo la senda emprendida en localidades como Lemoa, la coalición presenta ahora el primer capítulo del ``Libro Negro de Zaldibar'', en el que desvela irregularidades detectadas en los proyectos de reforma de la casa consistorial y del campo de fútbol de Olazar. En el caso del edificio municipal, el desvío presupuestario superó el 137% «sin razón». Fueron 301.092,52 euros los que se invirtieron de más en las dos fases -521.010,01 euros- cuando el proyecto inicial preveía gastar 219.107,49.

Al frente de la remodelación, que se acometió en el periodo 2002-2010, estuvo como arquitecto municipal Iskander Atutxa. Fue él quien ordenó que, en cada una de las fases, se habilitasen sendas oficinas para su uso sin justificación alguna. «La primera, que hoy utiliza la trabajadora social, de 10 metros cuadrados; la segunda es un moderno despacho de 18 metros cuadrados (previsto sin armarios) que ahora es empleado por el aparejador, el arquitecto, el coordinador de la brigada municipal y el abogado», explicaron, añadiendo que esa estancia «fue un capricho que surgió según la obra avanzaba».

Lo sorprendente, dijeron desde EH Bildu, es que el espacio utilizado por el resto de empleados no fue reformado. «El arquitecto, que normalmente venía una vez a la semana, disponía de dos despachos, mientras que los trabajadores y las trabajadoras que acuden diariamente al Ayuntamiento debían seguir en la zona sin reformar, entre muebles viejos, ordenadores y cables», detallaron.

A los tribunales

Respecto a la reforma del campo de fútbol de Olazar, avanzaron que analizan la posibilidad de acudir a los tribunales, pues les parece «injusto» que los problemas derivados de «una obra mal gestionada y mal realizada» recaiga en los contribuyentes. Las deficiencias en la instalación se centran en humedades. Lo curioso es que también aquí hubo desvío presupuestario, cifrado en 341.427,52 euros.

Asimismo, dieron a conocer que, cada vez que se regaba el césped campo de fútbol, 160 viviendas de la zona «perdían casi por completo la presión del agua». Esta situación se repetía con frecuencia ya que, al ser de hierba artificial, el terreno de juego debe ser regado antes de cualquier entrenamiento o partido.

Resolver las deficiencias costó al Consistorio de Zaldibar 16.000 euros, que se suman a los 2.482.653,83 desembolsados, cuando al adjudicarse eran 1.833.711,56; es decir, un 35,39% de desvío presupuestario.