19 DIC. 2013 Apología del ensayo por Fito Rodríguez Fito Rodríguez invita a pensar sobre este género literario a su entender «mal comprendido» en el libro «Ensayo sobre el ensayo. La literatura reflexiva como aprendizaje». A. ARRUTI DONOSTIA «El ensayo está mal comprendido», señaló ayer Fito Rodríguez. «En contra de la creencia habitual, no hace falta saber mucho sobre un tema dado para escribir un ensayo sobre él, antes al contrario, es el interés sobre una cuestión el que nos incita y nos estimula a recoger informaciones y opiniones, a leer y a escribir, y es el desarrollo escrito de ese proceso lo que suele llamarse literatura reflexiva y/o ensayística. Cuando no sabes algo, tienes que escribir un ensayo». En el libro «Ensayo sobre el ensayo. La literatura reflexiva como aprendizaje» (Delta publicaciones) -que también se distribuirá en México y en Argentina-, Rodríguez realiza una defensa de «esa escritura crítica, que es lo que necesita el mundo en esta época de tantos tuits...». El capítulo inicial se lo dedica a Michel de Montaigne, quien, tal como explicó ayer en el presentación el crítico literario Iñaki Urdanibia, junto a Francis Bacon, «abrió las puertas al nuevo género». «Su padre le quiso educar solo en latín», añadió Rodríguez. «Luego él tuvo que elegir una lengua para escribir y así se dio inicio a un nuevo género, el de los ensayos. Eligió la lengua franca de aquella época, el francés. Era una época de dogmatismo, de guerra de religiones, y él defendió siempre el escepticismo y el relativismo. Con eso creó un género nuevo y una forma de escribir nueva, personal, eso es el ensayo: elegir una lengua, elegir la forma de acercarte al mundo, y enfocarla», señaló el autor. «Desparramando aquí una frase, allá otra, como partes separadas del conjunto, desviadas, sin designio ni plan, no estoy obligado a ser perfecto ni a concentrarme en una sola materia; varío cuando bien me place, entregándome a la duda y a la incertidumbre, y a mi manera habitual, que es la ignorancia», recordó Urdanibia una cita de Montaigne. Fito Rodríguez (Gasteiz, 1955) explicó que ha escrito el libro en castellano, «no es una lengua que suela utilizar para escribir, pero también la utilizo, como el francés, aunque utilice fundamentalmente el euskara. Ramon Labayen decía que él escribía en la lengua que se acordaba». En el texto «se encabalgan lo personal que va siendo alimentando por distintas lecturas y diversos autores», dijo Urdanibia. Se detiene por ejemplo, en Miguel Servet, Marcel Proust, Denis Didetot, Nicolas de Condorcet... Para concluir con un capítulo dedicado a Joxe Azurmendi. «Para mí Joxe Azurmendi es el ejemplo básico para comprender lo que es el ensayo -señaló Rodríguez-. Es muy desconocido en castellano y es la referencia a tener en cuenta».