El Estado español no ha aportado todavía ni un euro de los más de 60 millones que el Gobierno navarro ha adelantado hasta el momento para la construcción del tramo Castejón-Iruñerria del TAV. El parlamentario de Bildu Maiorga Ramírez le pidió a la presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, que confirmase, durante su comparecencia de ayer en la comisión de Régimen Foral del Parlamento, si esta afirmación hecha recientemente en un acto local por su director general de Obras Públicas era cierta o no.

Barcina no lo quiso confirmar expresamente, pero sí que lo hizo al señalar que tiene previsto firmar un nuevo convenio con el Gobierno español que le permita al Ejecutivo navarro no tener que abonar los intereses de los créditos que ha tenido que asumir para poder adelantar el dinero. Se trata de una condición que asumió el anterior presidente, Miguel Sanz, cuando firmó con el entonces ministro de Obras Públicas, José Blanco, un acuerdo extremadamente ventajoso para el Estado. Fue en abril de 2010, un mes antes de que el Gobierno Zapatero recortara brutalmente el gasto público, y especialmente estas inversiones. No está de más recordar que anteriormente Blanco fue la figura clave para que el PSOE impusiera al PSN que Sanz siguiera en la Presidencia (2007).

Barcina también reconoció implícitamente que el Estado español no ha abonado lo que le correspondía hasta el momento cuando señaló que en un próximo acuerdo que se alcanzará con Madrid se recuperarán los fondos que se han dejado de percibir durante estos años.

La presidenta del Gobierno navarro optó por una posición atacante y acusó a los grupos de la oposición de usar la demagogia cuando denuncian que los fondos destinados al TAV se han dejado de emplear en áreas de contenido social. «Estos fondos son inversión del Estado en infraestructuras y solo pueden destinarse a infraestructuras, no a otras cuestiones», dijo.

También utilizó la técnica del ventilador para atacar a los grupos de la oposición, a quienes acusó de oponerse sistemáticamente a los proyectos de grandes infraestructuras para posteriormente aprovecharse de ellas cuando ya están construidas. De este modo, citó la construcción del parking de la Plaza del Castillo de Iruñea, impulsado cuando era alcaldesa, para acusar a EA de fomentar la protesta callejera y luego comprar seis plazas de aparcamiento.

Se quejó de que cuando impulsó la peatonalización de la avenida de Carlos III también se le criticó y rechazó el argumento de que el corredor navarro del TAV sea un tren aislado del mundo construido con un elevado coste -como le recordaron Maiorga Ramírez (Bildu), Txentxo Jiménez (Aralar-NaBai) y Marisa de Simón (I-E)- a pesar de que el Estado español no ha garantizado su continuidad a partir de Castejón ni su nexo con la «Y vasca». El argumento de Barcina fue que cuando se comenzó a construir la Autopista de Navarra también se empezó en Castejón y ahora Nafarroa ha logrado tener una red de autovías que se expande por todo el territorio.

Eloy Villanueva (PP) echó un cable a Barcina al afirmar que próximamente el Gobierno español firmará un nuevo convenio con Nafarroa y asumirá los retrasos. Y Pedro Rascón (PSN) reclamó que se siga construyendo el TAV sin que pierda calidad debido a la crisis «con terceros hilos y cosas de esas».