«Si veo que puedo abordar un estilo de forma elegante, lo hago»
Maite Itoiz es la voz, y multiinstrumentista, de Elfenthal, proyecto formado junto a su compañero John Kelly, también vocalista, y del que surge la sugerente ópera rock que este viernes presentarán en la Herriko Plaza de Elorrio a partir de las 22.30 y dentro de Musikaire.
Maite Itoiz nace en Iruñea dentro de un intenso ambiente musical, por lo que la música es parte de sus juegos y el inicio de unos sueños que, como en un cuento, se harán realidad. Crece en el Segundo Ensanche con sus padres, que son músicos, y su abuela, «que era un amor». Su padre, Carlos Itoiz, es guitarrista profesional y su madre, Tere Solchaga, cantante. Su abuelo, Jesús Solchaga, era carpintero y dibujante y Maite es también ilustradora. Su abuela, Felisa Maestroarena era muy buena cocinera y a Maite se le dan muy bien los pucheros. «Creo que soy una acaparadora de genes útiles».
Su otra abuela provenía de las montañas, ni siquiera hablaba castellano, «pero el euskara se perdió en una sola generación (pero volverá, jeje). Nunca he tenido muchos amigos, poquitos y seleccionados. No he sido de trabajar en equipo, ni siquiera ahora. He viajado y conocido mucha gente, pero con el paso del tiempo, las giras y la experiencia, me he dado cuenta de que vivimos en un sitio privilegiado y rodeados de uno de los pueblos más sanos y auténticos que he conocido, así que llevo con orgullo mis tropecientos apellidos vascos».
Itoiz es soprano, pero a su voz le añade composición, arreglos, producción, guitarra eléctrica y clásica, arpa, instrumentos antiguos, flauta... y amplios conocimientos de informática que aplica en su estudio de grabación. Es cantante de ópera, de las grandes, pero desde hace años, y junto a su compañero John Kelly, lideran Elfenthal, un proyecto donde el rock, la música celta, el aire de música antigua... emergen con fuerza. En Alemania y centro Europa cuentan con gran aceptación.
Sus conciertos poseen todos los elementos de una gran ópera rock, así como una cuidada escenografía. En Elorrio las cosas están un poco más ajustadas, pero la esencia es la misma. De hecho, en esta localidad contará con la colaboración de Mikel Bizkar, la voz de proyectos como Idi Bihotz, Flyn'Freak y en la actualidad Jare, y la del bailarín Juanjo Arrieta.
Enfrentarse a la historia de Maite Itoiz es complicado por su voracidad creativa y talentos varios. Dice que no es hiperactiva, pero como si lo fuera. «De vez en cuando necesito un chocolate caliente supercargado (ya tengo localizada una panadería que lo hacen de forma que se queda la madalena en la superficie sin hundirse) Eso me ayuda durante un rato». De igual forma, la historia de John Kelly es de una amplitud desmesurada. La Familia Kelly (numerosos hermanos y hermanas) tuvieron tal éxito durante décadas pasadas que llegaron a vender más de veinte millones de discos entre el proyecto común y las numerosas propuestas en solitario. Imposible pincelar esa historia propia de un libro dedicado.
A qué edad se percibe que tienes esas condiciones tan naturales para la música. Cabe imaginar que en lo primero que destaca es en la voz, los instrumentos después.
Pues no, fue al revés, jeje. Como suele pasar, si tu padre se dedica a algo con pasión, suele tender a conducir a sus hijos en la misma dirección, y eso pasó. Me hacía tocar la guitarra sin parar, incluso le cogí manía al instrumento, pero como se me daba bien tenía que aprovechar ese don. En cuanto a la voz, te aseguro que yo creía que cantaba fatal... Solo empecé a cantar porque eran obligatorios dos años de canto coral en la carrera de música y no creas que me hizo gracia cuando empecé. Sin embargo, mi profesora me dijo el primer día: -Eres soprano- y aquello me gustó, sonaba bien. La cara de mi padre cuando la misma profesora empezó a mandarle cartas recomendándole que me pusiera a estudiar canto no fue muy sonriente y le costó un par de años dar su brazo a torcer. Para él, la guitarra era «lo más».
¿Y qué periplo lleva en esos años de formación?
Empecé en el conservatorio de Barañain y cuando ya llegué a cursos superiores, me pasé al conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona. Es allí donde el canto se equiparó a la guitarra e incluso la superó. A mi padre no le costó ni un duro la carrera de canto, pues no había año en que no me sacase matrícula de honor, con lo que no me podía poner ni una mala cara. Antes de acabar ambas carreras ya me había ido a Alemania con diferentes profesores y volví para dar por zanjados los estudios oficiales con dos títulos superiores.
¿Cuándo y de qué panera se hace profesional?
Comencé a cantar de forma profesional antes de acabar los estudios. La guitarra quedó eclipsada bajo el peso de la ópera, pero, aún así, veía desde el escenario asomar la cabeza de mi padre, llegando tarde, como siempre, a las funciones. Él es el típico músico que se desmarcaba de ese ambiente. Había estado de gira durante años como guitarrista de flamenco por países como Japón, Libia, Líbano... y después con Mikel Laboa. El ambiente de la ópera no es lo suyo, sin embargo acabé viendo un brillo de orgullo en sus ojos. Los de mi madre siempre han brillado incondicionalmente, además, ella sí es cantante. Me he podido dedicar a la música de lleno, vivo de ello, gracias a que tengo la suerte de ofertar un abanico bastante amplio de posibilidades, desde lo más clásico hasta el rock. Nunca he sido de mente cerrada y si veo que puedo abordar un estilo de manera elegante, lo hago (y si no, no).
¿Cómo conoce a su compañero sentimental, parte también de sus experiencias musicales?
La primera vez que vi al que iba a ser mi marido se la lancé directamente: «Me voy a casar contigo», le dije. Yo tenía sólo 6 años. No se si fue una inspiración o es que él era un nórdico rubio y guapo del que me quedé prendada desde el primer momento. ¡Qué raro, yo no soy así!. No se qué pudo pasarme. John ya me conocía, pues me vio por primera vez cuando yo tenía solo 1 año, en brazos de mi madre, frente al bar Viana de la calle Jarauta, el cual, su familia había alquilado y transformado en una especie de pub irlandés. Allí había muy buen ambiente y se juntaban músicos, algunos de ellos conocidos, como Benito Lertxundi. Mi padre fue uno de los músicos que se sintió atraído por el lugar. De ahí el contacto de las dos familias. Llevamos juntos 17 años y casados desde 2001.
Recuerdo haber oído hablar mucho de la Familia Kelly.
Mi marido proviene de una familia peculiar, The Kelly Family. Su sangre es una mezcla entre Irlanda, Finlandia y Alemania, pero John nació en Toledo, aunque luego se mudaron a Belaskoain, en Navarra. Ahora es más navarro que yo, está enamoradísimo de Euskadi, como lo estuvo su padre. Todos sus hermanos y él formaban un grupo de música y ya siendo pequeño estaba número uno en las listas de Países Bajos, allí era como un ídolo, con su vocecita blanca (que ya desapareció). Tuvieron muchas fases diferentes pero siempre en constante evolución, hasta que gracias a su trabajo de largos años, llegó el momento en que aquello se convirtió en un éxito bestial a nivel internacional. Giras de estadios de fútbol llenos a rebosar, uno al día, sin parar.
Tiene su carrera de música clásica, una excelente voz de soprano que se la rifarían muchas bandas de ahora de rock metálico sinfónico, ¿cuándo de qué manera pegase el salto al lado del rock?
Comencé directamente en el mundo de la ópera y he tenido la suerte de cantar junto con estrellas de la talla de Juan Diego Flórez o Anna María Kaufmann. Es fascinante, pero el trabajo que hay detrás de una sola producción es tan largo que me absorbía por completo. Mi pasión es la composición y no podía quedarme encerrada en un solo mundo. Así que abrí horizontes arriesgándome y me lancé a la producción musical. Es ahí cuando por fin dejé que otros estilos, en principio extremos, corriesen por mis venas y se mezclase con la formación clásica que llevaba ya puesta. Probé con cuidado y cuando vi que funcionaba, ya estaba decidido. Me atreví a coger una guitarra eléctrica fuera del estudio porque decían que quedaba bien, que impresionaba ver a la soprano marcándose un solo. Sin embargo, la técnica que utilizo es casi idéntica a la de la guitarra clásica. En fin, la he mantenido hasta ahora. Es cierto, ya son varios los productores alemanes que me están tanteando para formar una banda tipo Nightwish, pero de momento con Elfenthal tengo bastante trabajo.
«En Alemania el público corea 'Hegoak'»
Su primer disco con John fue «Tales from the secret forest», de 2006, que lo recuerdo tanto por su música como por esa portada tan romántica.
Con «Tales from the Secret Forest» todavía utilizábamos nuestros nombres y apellidos en lugar del nombre del grupo Elfenthal. Con nuestro primer disco nos pusimos en lo alto de las listas de ventas alemanas, y todo fue después de aparecer en un talk-show de mucha audiencia, hablar un poco y cantar a dúo «Txoria txori» de Mikel Laboa. Los alemanes se quedaron tan encantados que al día siguiente fueron en masa a comprar el disco. Era la primera vez que hablaba alemán en público, pues me daba corte. Me estrené a lo grande y la gente se vio agradecida por el esfuerzo. En Alemania el público corea «Hegoak» en nuestros conciertos y siempre se me escapa una lagrimita al ver ese fenómeno. Les encanta la cultura vasca. Aparte, grabamos un DVD de este disco, con un surround de impresión. Después vino «The blue elf's dream», también en cedé y deuvedé en directo. Más tarde me centré en la música histórica y vino el disco «An ancient story-. Creo que la lié, porque le puse el mismo nombre (Elfenthal) al ensemble de música histórica.
¿Y cómo será ese directo en Elorrio, hasta dónde se pude llegar con una producción tan ambiciosa?
En Elorrio hemos hecho lo posible para llevar lo máximo con lo que había. No podremos llevar al ballet por problemas de espacio pero sí que tendremos una potente banda de rock, un bailarín solista y una hora y media de rock sinfónico, rock celta, fantasía y sueños. Se podrá bailar, festejar y también sumergirnos en la fantasía, por lo que es un concierto dirigido a todo tipo de público. Tendremos momentos de relax y magia, porque sacaré el arpa celta para cantar un par de piezas, una de ellas basada en un poema de Toti Martínez de Lezea, que, por cierto, fue la instigadora de esta actuación y, por supuesto, cantaremos «Txoria txori» con todo nuestro corazón para el pueblo de Elorrio y quienes se acerquen.