Después de 36 años de búsqueda, Estela de Carlotto pudo abrazar a su nieto Guido, nacido en un centro clandestino de detención y arrebatado a su madre, Laura Carlotto, a las cinco horas de nacer. Su hallazgo alcanzó una gran repercusión tanto en Argentina como a nivel internacional. El hecho de que fuese el propio Guido, quien, motivado por sus dudas y tras conocer hace escasos dos meses que era adoptado, acudiera voluntariamente a realizarse los exámenes genéticos provocó un aluvión de consultas tanto en las oficinas de las Abuelas como en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI).

Aunque el esperado abrazo se produjo en la intimidad, abuela y nieto comparecieron un día después ante los medios para expresar su alegría.

«Creo que Guido no unió a los argentinos, pensemos lo que pensemos. No por mí, sino por una persona que recobra su libertad, sus derechos, la recomposición de su historia», subrayó De Carlotto en una entrevista publicada ayer por «Página 12».

«Esto lo estoy asimilando de momento a momento. Lo que me parecía un sueño ya lo veo como una realidad. Va a cambiar mi vida. Mi vida de trabajo no, porque voy a seguir yendo a Abuelas todos los días, pero también voy a organizarme para que nos conozcamos, para que tengamos momentos gratos, acompañándolo en sus tiempos. Hay mucho para hablar y hay que ir despacio porque si no eso más que bien le puede hacer un daño», señaló.

Preguntada sobre cómo Guido llegó a manos de quienes lo criaron, De Carlotto subrayó que eso corresponde a «otras personas, a la Justicia, por un lado, y a nuestros equipos de investigación y abogados. Ellos tienen que completar la historia de responsabilidades. A mí lo que me interesa ahora es él».

Sobre Guido, destacó su «serenidad. Su don para llevarnos, para ponernos límites y a la vez brindarse. Dijo sí a todo, no cierra nada, sino que abre». Abuela y nieto mantuvieron un informal encuentro con la presidenta Cristina Fernández, para quien «lo importante es que -Guido- tiene muchas cosas para sumar y no para restar».