«Es habitual que haya humanos con un 5% de genes neandertales»
Álvaro Arrizabalaga imparte clases de prehistoria en la EHU-UPV y es socio de Aranzadi. Entre los yacimientos que ha dirigido y codirigido se encuentran los de Lezetxiki y Labeko Koba.
Un artículo publicado hace dos semanas en la revista «Nature» establece que el proceso de coexistencia entre los Neandertales y los primeros humanos modernos duró varios miles de años, y que su desaparición se produjo hace alrededor de 40.000 años en Europa. En el estudio han colaborado Álvaro Arrizabalaga de la UPV/EHU y la investigadora María José Iriarte de Ikerbasque.
¿Existe actualmente información sobre la carga genética de los Neandertales en nosotros? ¿Cuál sería el porcentaje?
Hay muchísima información, sí. De hecho, hay un proyecto de National Geographic que se llama Genographic Project 2.0, por el cual mediante 200 dólares te envían un kit con el que tú mismo te haces tu propio rastreo, tu propia secuenciación genética. Ellos, a partir del conocimiento que hay ahora sobre como se han distribuido las poblaciones por el mundo te establecen la procedencia aproximada. En tu caso, eres mujer, del ADN mitocondrial, tu genoma por linaje materno, todas las mujeres que te han precedido en tu familia y esto apunta a Eurasia, que es el sitio donde han coexistido las dos especies en algún momento, porque en África no ha habido Neandertales, como tampoco en América ni hasta donde sabemos en Australia. Sería un mínimo de un 1% y un máximo de un 5%, más o menos, respecto al conjunto de genes.
En todas las poblaciones no es similar esa carga genética, por ejemplo, en los subsaharianos no existe.
No. En realidad en las poblaciones africanas no han tenido contacto, exceptuando la retroalimentación que hubo luego entre Oriente Próximo con las invasiones del siglo VIII, la arabización del norte del Sahara sobre todo. Esas poblaciones sí que tenían algún componente Neandertal, pero al sur del Sahara, en general, si no hay ningún antecedente euroasiático en la familia, no hay carga genética de Neandertal.
Ese intercambio genético se ha dado a través de relaciones sexuales. Ateniéndose a la definición, si son de la misma especie, se pueden cruzar y tener descendencia fértil. Esa carga ha llegado a nosotros porque ese cruce fue fértil. ¿Cómo se considera entonces al Neandertal, como una crono especie, o se podría hablar de una raza de la misma especie?
Esto es algo sobre lo que los antropólogos llevan reflexionando muchísimos años. En realidad desde que se empieza a tener información paleogenética, nace al mismo tiempo esa misma reflexión. En teoría, de acuerdo a la biología clásica, deberían de ser subespecies dentro de una misma especie.
¿Dónde se dieron esos cruces y cuáles son las evidencias físicas?
Refiriéndonos al artículo, todas las hibridaciones, las retroalimentaciones genéticas entre las dos subespecies, en este momento consideramos que se han dado entre Asia central y Oriente Próximo, pero ninguna de ellas está garantizada que se haya producido en Europa según lo estudiado hasta ahora.
Según el artículo, parece haber evidencias de que en el Cáucaso hubiera cierto tipo de relación.
Puede haber evidencias de que hay una coexistencia en el espacio y en el tiempo de ambas especies, aunque eso no garantiza ni que haya habido una relación genética entre ellas ni que esa relación sea viable en siguientes generaciones. Para que eso suceda, tiene que ser un proceso bastante prolongado. Pero obviamente si las generaciones siguientes no fueran viables, esos cruces genéticos no tendrían ninguna transcendencia ni hubieran llegado hasta nosotros.
¿La comunidad científica sabe dónde se pudieron dar esos cruces y si solo se produjeron en una sola ocasión o fueron varias veces?
Creo que la primera vez fue en el 2011, cuando se atestiguó de manera bastante verosímil que había cruces entre ambas subespecies y daría una retroalmentación genética. Se hizo una estimación también de las tasas de mutación, la antigüedad de las mutaciones y el reflejo que tenían de que, probablemente, se producen entre 50.000 y 60.000 años las hibridaciones de antigüedad, y en ese contexto el único escenario en el que va a haber una convivencia continuada es Oriente Próximo. El escenario más lógico y más verosímil es Oriente Próximo. Y con toda seguridad se dio en muchas ocasiones, porque en ese escenario más posibilista estamos hablando de dos subespecies, con lo cual la viabilidad genética sería, aparte de otras limitaciones u otros tabúes de índole cultural o de otro tipo, una viabilidad para que ahora mismo haya incluso algunos humanos entre nosotros que tengan hasta un 5% de restos genéticos procedentes del neandertal. Hay que pensar que es una situación relativamente habitual. En ese escenario, eso sí.
Hubo controversia respecto a la capacidad de hablar de los neandertales. ¿Actualmente cual es la teoría más aceptada al respecto y en que se basa?
La controversia la hubo bastante tiempo atrás, hace 25 años más o menos. Ahora mismo, creo que entre los antropólogos se cuentan con los dedos de una mano los especialistas que no les atribuyen a los neandertales una capacidad del lenguaje articulado en términos muy parecidos al nuestro. Todas las partes anatómicas que intervienen en el lenguaje no fosilizan, y nosotros tenemos que trabajar con restos arqueológicos que fosilizan, lo demás son hipótesis más aventuradas. Pero por ejemplo, en un estudio que se ha hecho de los Homo heidelbergensis en la Sima de los Huesos (Atapuerca, Burgos), que son significativamente anteriores a los neandertales clásicos, se ha reconstruido el canal auditivo, ya que ahí aparecen los pequeños huesos del oído medio (Yunque, martillo y estribo), lo que permite la reconstrucción 3D de cómo se articulan esos huesos y cuál es la conformación del oído, pues en principio en las especies humanas se puede hablar en la medida que se puede oír. Y la capacidad de emitir un lenguaje de determinada articulación compleja es similar a los espectros de onda que se pueden percibir a través de la audición. En ese estudio, publicado en la revista «Munibe», se muestra que los homínidos de las Sima de los Huesos de hace 460.000 años aproximadamente, tienen una configuración del oído medio igual que la nuestra, luego podían oír lo mismo que nosotros, y no deberían tener en principio ninguna limitación de otro tipo que les impidiera un lenguaje articular muy parecido al de los humanos modernos. Por tanto, sería poco verosímil que los Neandertales, que son una evolución de los Heidelbergensis y que están en medio, no hablaran.
En cuanto a la posible relación cultural, ¿se dio solo en el sentido del hombre moderno al Neandertal, o fue recíproca?
Estamos hablando de intercambios, en este caso. Muy pocas veces en los intercambios culturales son estrictamente equilibrados en todos los planos. Incluso, en nuestra propia especie en los intercambios siempre hay alguien que obtiene mayor provecho del nuevo registro que le está aportando la otra persona. Pero los intercambios son bidireccionales por naturaleza.
¿Qué tipo de utensilios o tecnología compartían?
La base es muy parecida, aunque luego en yacimientos arqueológicos la realidad es mucho más compleja que unos que hacen una industria completamente diferente de los otros. Cuando vas a los yacimientos de ese periodo que estamos analizando, en la tecnología no es nada difícil encontrar alguno de los útiles que se supone que son característicos de los cromañones entre los últimos Neandertales y una base importante de la cultura material y de la industria de los primeros humanos modernos en la misma que la de los Neandertales, y sería muy difícil de diferenciarse si quitáramos esas pocas novedades que aparecen en mayor numero entre los primeros humanos modernos que entre los últimos Neandertales. Es una realidad secuenciada y muy poliédrica.
Los aborígenes australianos poseen el torus supraorbital elevado. ¿Tiene esto algo que ver con un posible cruce también?
El origen genético de los aborígenes australianos es un tema que está sujeto a debate como todo lo que tiene que ver con la prehistoria de un continente que es enorme pero muy poco poblado y donde la investigación está dando sus primeros frutos y donde el poblamiento humano cada década se retrotrae 10.000 años. Yo creo que es una pregunta que se podrá responder con mayor facilidad dentro de 50 años. De todas maneras nosotros tendemos a darle mucha importancia a caracteres fisiológicos o fisionómicos que son muy evidentes porque se reflejan de manera externa pero que desde el punto de vista antropológico no tienen demasiada significación, y son relativamente fáciles de cambiar. La pigmentación de la piel por ejemplo se pierde en siglos, quizás algún milenio, por eso te puedo decir que los primeros cromañones que entran en el continente europeo, casi con seguridad, eran negros.
¿Y que hay de cierto en la afirmación de la tez y el pelo claro de los Neandertales?
Aunque esté secuenciado todo el genoma del Neandertal, todavía es relativamente poco lo que sabemos a esos efectos. Lo que sí sabemos es que el origen genético de los humanos modernos de nuestra especie está en África, en una zona que siempre ha sido entre templada y cálida, y eso significa que tenían una pigmentación de ojos, de piel y de pelo con mucha melanina, muy oscuros de ojos, piel y pelo, y que el Neandertal, sin embargo, es una especie que tiene un origen europeo en momentos además relativamente fríos, lo que significa que lo normal sería que su configuración estuviese adaptada a otras latitudes y otros climas con una pigmentación de la piel, del pelo y de los ojos clara, rubios o pelirrojos, de piel clara y de ojos normalmente claros.
¿Qué ha supuesto participar en el estudio?
Como para cualquier académico, es un poco la guinda del pastel. Esto arranca en el año 2007 para nosotros. Han sido siete largos y laboriosos años de mucho trabajo incluso administrativo para conseguir los permisos y autorizaciones para obtener las muestras, de interpretación de todos los resultados, análisis de los conceptos arqueológicos, etc. Desde luego, es un premio enorme el tener la oportunidad de publicar en «Nature», pero antecediendo a esta publicación que es una síntesis de resultados, hay muchas publicaciones en otras revistas que no son de tanto impacto en otras colaboraciones que es lo que realmente te enriquecen. En este caso el camino es más importante que el fin. También cabe mencionar la participación de Aritza Villaluenga, por la Universidad de Munich.
«No hay rango medio entre el 14C y el 235U»
Materiales procedentes de 40 yacimientos de Europa han sido estudiados en la investigación dirigida por el catedrático de la Universidad de Oxford Tom Higham, entre ellos los de Labeko y Lezetxiki en Arrasate. Los científicos han determinado en un 95,4 % la fiabilidad de los resultados, que arrojan más luz sobre el solapamiento entre los Neandertales y los Cromañón, situándolo de 2.600 a 5.400 años -entre 25 y 250 generaciones- en los yacimientos que se extienden desde el Mar Negro hasta la costa atlántica. Según el artículo, titulado «The timing and spatiotemporal patterning of Neanderthal dissapearance», «determinar la relación espaciotemporal de las dos populaciones es crucial para saber el proceso, el tiempo y las razones de la desaparición de los Neandertales». Se ha empleado un sistema depurado de procesar las muestras y datarlas utilizando espectometría del acelerador de masa (AMS) de radiocarbono.
En cuanto a la metodología empleada, han comentado la dificultad del carbono 14 para determinar la antigüedad de materiales más antiguos que 50.000 años, por la desintegración más rápida no queda suficiente cantidad como para ser detectado y se decidió recurrir a esa nueva técnica, AMS. ¿No es posible utilizar otro isótopo radioactivo con tasa de desintegración más lenta, o no se halla en el hueso?
Es por el segundo motivo. Hay un átomo de Carbono 14 entre un trillón de átomos de carbono. El isótopo 14 de carbono es el menos habitual dentro del carbono, que es muy frecuente. Y cada 5.570 años, más o menos, desaparece la mitad, entonces, cuando ya se ha completado el octavo o el noveno periodo de semi-desintegración la parte que queda es ínfima. De hecho se usan otros isótopos radioactivos, pero no hay un rango intermedio entre el carbono 14, que es lo que usamos más habitualmente, que son 5.500 y pico años, y el isótopo de uranio o torio, por ejemplo, que tiene una vida media de millones de años. Lo que falta es ese rango intermedio, donde existen esos isótopos pero no podemos determinarlos. Amaia GARTZIA