Mediante la autodefensa feminista, la vamos a reventar
No somos víctimas, no somos sujetas pasivas y no nos conformamos con las medidas asistencialistas que se impulsan desde las instituciones. Nosotras elegimos la autodefensa feminista en el camino hacia un empoderamiento individual y colectivo
Mediante la autodefensa feminista vamos a reventar la maquinaria de la violencia sexista que necesita la opresión patriarcal para perpetuarse: los cánones de belleza, la división del trabajo, la ideología del amor romántico, las agresiones... ¡Vamos a reventar todos los engranajes!
La violencia sexista que crea este sistema de poder no tiene fin. De momento han sido tres las mujeres asesinadas este año en Euskal Herria. Del mismo modo, consideramos que son gravísimos los estudios que demuestran la creciente violencia sexista en las relaciones sexo-afectivas entre jóvenes, así como la precarización de los sectores más feminizados del mundo laboral. Esta no es sino la punta del iceberg. Lo que demuestra que el sistema puede adoptar distintas formas y llegar a nuevos escenarios, pero que las jerarquías y opresiones de base se perpetúan. Por eso nos reafirmamos en el camino que emprendimos en el feminismo y en responder a las agresiones mediante la autodefensa feminista. Nuestra lucha es igual de importante que siempre, más necesaria que nunca.
Llevamos un largo recorrido analizando la violencia patriarcal y luchando contra ella, y sabemos que esta es una herramienta fundamental para mantener la opresión ideológica, económica y social de las mujeres. Hemos graduado nuestras gafas para percibir la violencia más sutil, porque sabemos que está directamente relacionada con la violencia extrema. Este año queremos señalar al sistema y a la maquinaria que sostienen la violencia sexista. ¿Dónde se perpetúa una organización jerárquica de las relaciones según el sexo? ¿Qué ámbitos son claves para posibilitar la violencia sexista?
Las reformas estructurales y recortes impulsados en nombre de la crisis refuerzan la figura de mujer cuidadora y el modelo de familia heteropatriarcal, profundizando en la precarización de las condiciones de vida de las mujeres y en la división sexual del trabajo. Las mujeres siguen siendo desplazadas de los espacios de poder político, y desde las instituciones se reproducen los límites jurídicos y administrativos de un sistema heteropatriarcal.
Los medios de comunicación, la publicidad de los circuitos de consumo o el aparato educativo transmiten unos estereotipados modelos de feminidad y de masculinidad, unos rígidos cánones de belleza, una sangrante heteronorma y un infinito etcétera. Aquí, y no en ningún otro lado, está la raíz de la violencia sexista. Esa violencia que causa alarma social está en el centro de la reproducción social. Señalemos, por tanto, los nombres y las caras que vertebran estas esferas.
Consideramos que la forma en que los medios de comunicación y las instituciones tratan la violencia de género contra las mujeres es estereotipada y simplista. Normalmente se le hace referencia a la violencia más extrema y a la que se ejerce en parejas heterosexuales adultas. De alguna manera, se da a entender que en nuestras «sociedades occidentales democráticas y a favor de la igualdad» no tiene ya cabida semejante lacra. Pues bien, creemos que así las distintas instituciones que sostienen el sistema heteropatriarcal se lavan las manos y desfiguran el papel que cumplen impulsando jerarquías sociales que posibilitan la violencia sexista. Así mismo, se desfigura también la responsabilidad que todos tenemos en transformar las actitudes y los modelos de género que reproducimos en nuestras relaciones.
El heteropatriarcado nos necesita ciegas, porque si somos capaces de ver cada engranaje de su maquinaria, podemos echarlo abajo. ¡Pero con nosotras han topado! Llevamos años, generaciones, afilando las agujas, cosiendo la red, afinando las gafas, abriendo los ojos y nombrando lo que queda en la sombra. Y ese es nuestro objetivo: reventar la máquina.
Hemos expresado alto y claro nuestra posición ante las agresiones, y en ello seguiremos mientras la violencia sexista sea el pan nuestro de cada día: No somos víctimas, no somos sujetas pasivas y no nos conformamos con las medidas asistencialistas que se impulsan desde las instituciones. Nosotras elegimos la autodefensa feminista en el camino hacia un empoderamiento individual y colectivo.
Seguiremos contestando a las agresiones colectivamente, denunciándolas, confrontándolas. Con la ayuda de nuestras agujas ponemos límites y agujereamos las estructuras heteropatriarcales. Pero articular la respuesta no es suficiente. Ante toda una estructura, queremos construir toda una alternativa. Porque queremos un pueblo sin violencia y unas relaciones que nos hagan libres basadas en otros valores. Avanzamos en una dirección: vamos hacia la soberanía feminista de Euskal Herria.
La mujeres que queramos recorrer juntas este camino tenemos una cita el 13 de diciembre en el VI Encuentro de Mujeres Abertzales que se desarrollará bajo el lema «Jostorratzak dantzan ditugu! Hacia la soberanía feminista de Euskal Herria». En estos encuentros continuaremos con el trabajo y los debates que se han dado anteriormente, y reflexionaremos colectivamente sobre la alternativa y la transición feminista que queremos para este pueblo. Allí nos encontraremos!