02 FEB. 2015 Osasuna Suspendido el encuentro con el Zaragoza La nieve sí que fue esta vez un obstáculo insalvable Se tomó la decisión por «no darse las condiciones mínimas de seguridad, con riesgo alto de lesiones». Natxo MATXIN 9 de febrero de 1983. Iruñea vive una típica jornada invernal durante la que ha nevado copiosamente. Es día de labor, pero en El Sadar hay fútbol programado, y no es un partido cualquiera. El Zaragoza visita el estadio iruindarra, con todo lo que de rivalidad conlleva, por lo que ni siquiera las gélidas temperaturas de la tarde-noche de la capital navarra impiden que las gradas del feudo rojillo se pueblen de un nutrido número de aficionados locales y foráneos. Los operarios del club han estado todo el día trabajando para que el campo pueda estar medianamente practicable, pero aunque los montones de nieve se agolpan en las bandas, el hecho de que las precipitaciones se hayan producido de manera ininterrumpida provoca que el verde sea en realidad un manto blanco. El graderío se halla expectante ante la posibilidad de que el encuentro se suspenda. Todo está en manos del siempre polémico y después malogrado Emilio Guruceta, quien decide finalmente que el encuentro debe celebrarse. Comienza así un envite singular en la historia osasunista, en el que lo de menos fue el resultado, aunque el conjunto maño, liderado por Valdano y Señor -ambos marcaron- se llevó los tres puntos de El Sadar (1-2). 32 años después se dieron todos los condicionantes para repetir la historia, pero el fútbol de hoy día ya no tiene mucho que ver con aquel de los ochenta. Mismos contrincantes, parecidas condiciones climatológicas, pero diferente resolución final. Esta vez, el colegiado José María Sánchez Martínez optó por suspender el partido, pendiente de que se establezca una nueva fecha para el duelo entre blanquillos y navarros. Lo cierto es que desde primerísima hora de la mañana -07.00-, trabajadores del club ya iniciaron las labores de retirada de la nieve, que fueron finalmente infructuosas, dado que a lo largo de la jornada de ayer no dejaron de producirse precipitaciones que volvían a cubrir el césped del estadio iruindarra, pese al esfuerzo de los operarios rojillos. Así las cosas, y pasadas las 10.00, el trencilla perteneciente al colegio murciano realizó, junto a representantes de ambos clubes, una primera inspección del verde para evaluar las posibilidades de que el encuentro pudiera desarrollarse o hubiese que adoptar la decisión de retrasarlo a mejor ocasión. La situación climatológica en ese momento ya hacia presagiar que existían muchos boletos para que ocurriese lo segundo. Sin embargo, la confianza en que el temporal pudiese amainar poco antes y durante la celebración del choque hizo que se pospusiese hasta casi un cuarto de hora antes del mediodía la resolución. En ese intervalo de tiempo, hasta en dos ocasiones más, el trencilla visitó el césped, mientras continuaba manteniendo conversaciones con los capitanes de ambas escuadras, así como responsables de las juntas directivas. Finalmente, y a la vista de que no variaba la climatología, se tomó la determinación de anular la celebración del choque por no guardar el terreno de juego «las condiciones mínimas de seguridad, existiendo un alto riesgo de lesión, tanto para ambos equipos como para el colegiado y sus asistentes», según especificó posteriormente un comunicado oficial del club rojillo. Popovic, voz díscola Términos que también corroboró el secretario de Osasuna, Pedro Baile, quien aseguró que «los dos equipos queríamos jugar», pero que no se llevó a cabo tal intención «por cuestiones de seguridad». «Al quitar la nieve, el campo se ha convertido en un barrizal, el balón no corría», apuntó. Del mismo modo, se refirió al hecho de que no se abrieron los accesos a El Sadar y los aficionados tuvieron que esperar fuera, bajo el frío y la nieve. «Queríamos evitar que se usasen las entradas y así poder utilizar las mismas para este partido más adelante», explicó. Miguel Flaño coincidió en los argumentos de Baile al señalar que «no había mucho que discutir porque no se daban las condiciones mínimas para jugar al fútbol con seguridad. No había ninguna duda de que esta ha sido la decisión acertada», en referencia a la suspensión del choque. No fue de la misma opinión el técnico del Zaragoza, Ranko Popovic, quien dejó caer que el club rojillo «ha hecho muy poco para que se juegue. Las ocho y media de la mañana quizá era un poco tarde». El preparador del conjunto maño tuvo su oportuna respuesta en el jefe de jardinería del estadio iruindarra, Juan Carlos Sanz. «Hemos puesto a todo el equipo de mantenimiento y jardinería, once personas, desde las siete de la mañana. Solo tenemos una máquina; si tuviéramos tres, hubiésemos ido más rápido. Y si hubiera venido él a echarnos una mano, se lo habríamos agradecido», indicó. En los próximos días se deberá determinar una fecha -se filtró el día 10 como posible- para la disputa del encuentro.