10 FEB. 2015 RUGIDOS ROJIBLANCOS Medio día de Messi Eñaut Barandiaran Al fin y a la postre, convertir el partido ante el Barcelona en medio día del club mereció la pena. Las críticas de quienes achacaban a la Junta querer ser los más ricos del cementerio tenían su base, pero Messi decidió estar a la altura de su leyenda y convirtió en irrelevante cualquier debate que no estuviera relacionado con verle llevar la pelota cosida a su bota izquierda. Hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás, Messi. El mejor Athletic posible, por alineación (jugador arriba, jugador abajo) y predisposición, se llevó cinco del mejor Barça posible, por talento, trabajo y juego al servicio de una causa común. No se puede decir que los catalanes no lo fueron avisando, saliendo como salieron al césped vestidos con chalecos reflectantes de los que todos llevamos en el maletero del coche. Para cuando los rojiblancos se pararon al borde de la carretera y se ofrecieron, solícitos y educados, a cambiar la rueda o lo que hiciera falta, la tropa de Luis Enrique les había robado el coche, los pantalones, y casi hasta las ganas de vivir. No es que los rojiblancos no lo vieran venir. Es, simplemente, que no pudieron evitarlo. Entre uno y otro equipo media un abismo y parte del otro. Y aun así Valverde decidió no resignarse y salir con todo, decisión que ha despertado críticas de quienes sugerían la posibilidad de alinear a los veteranos o al alevín y reservar a todos los titulares para la semifinal de Copa. Aunque a primera vista pueda parecer un argumento con mucho potasio, de digestión rápida y combustión instantánea, le encuentro un pero importante: estamos hablando del Athletic. Grandeza obliga. No se me ocurre, además, estímulo más poderoso que la posibilidad de meterle mano a un gran Barça a las puertas de una semifinal copera. Ese hubiera sido un chute de adrenalina que ningún preparador físico podrá igualar jamás a base de pulsómetro y mancuerna. Las piernas no pesan, si el cerebro va ligero. La apuesta salió rana, pero mereció la pena. Los jugadores se enfrentaron a lo imposible. Comparado con lo de ayer, lo del miércoles les parecerá un juego de niños. Un asunto serio, sin duda.