Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Dios los... el fútbol los junta

El Calcio se viste de Carnaval, lbrahimovic ya tiene su figura de cera y Balotelli por fin marca un gol.

«No se puede explicar todo a través del Calcio. Pero sí casi todo», responde escueto nuestro faro de cabecera Enric González cuando se le pregunta si Italia se puede interpretar a través del fútbol. Italia, con cuatro ciudades que tienen dos representantes en la máxima categoría (Génova, Milán, Turín y Roma), es, junto con Argentina, el país de los clásicos por excelencia. Este fin de semana tenemos un Derby delle due Sicilie o derby de las Dos Sicilias, que enfrenta a los equipos más importantes del sur de Italia, Palermo y Napoli. Rivalidad bien llevada y a la vez enredada, porque el `enemigo número uno' de la Curva Nord palermitana son los ultras pero del Catania, con los que curiosamente se llevan bien los napolitanos, una hinchada esta, la partenopea, de las más odiadas junto a la de la Juventus. Es el Calcio. Italia. Pero el clásico del que se habla esta semana es otro, el que se vivió en el norte.

«¡Carrera, tiro, gol! El Apache cada vez más pichichi!», tuiteaba la Juventus tras saldar con victoria su rivalidad ante el Milan, 3-1, con otro gol más del argentino Carlitos Tévez, su número 14 en Serie A, y esta vez envuelto en una polémica a la italiana desatada por Adriano Galliani, el peso pesado rossonieri, que denunció a voz en grito la supuesta ilegalidad del tanto y acusó a la Vecchia Signora de no mostrar el adecuado ángulo de la jugada, al ser el único club que tiene sus propios derechos televisivos en su estadio. Habló incluso de «putiferio», y la Juve le tildó de «farsesco». Todo muy carnavalesco, sí. Lo que no son broma los 7 puntos que tienen los turineses sobre una Roma que no falló, mientras el Milan y Galliani se hunden.

Juventus-Milan, enemigos durante un día, una piña el resto del año contra su `enemigo' común, un Inter que tenía una complicada visita, la del enrachado Palermo, y en cada bando, dos estrellas en ciernes del fútbol argentino en territorio transalpino, el tantas veces mentado Icardi, y Dybala, ese `nuevo Agüero' que los sicilianos arrebataron a Inter, PSG o Chelsea por 12 millones de euros cuando el chaval todavía jugaba en la Segunda argentina.

«Estoy convencido de que Dybala se convertirá en un jugador de 30 millones de euros», avisó entonces el mediático Mauricio Zamparini, presidente del club rosanero, sobre este veinteañero de abuelo polaco y abuela italiana. Ahora, revela que no se habla con su `joya' y ha elevado la tasación a los 40 `kilos'; la Juve está al acecho, la Premier también. Zamparini sabe de lo que habla, porque suyos fueron los fichajes de unos desconocidos Edinson Cavani y Javier Pastore, que luego vendió a buen precio. Es la manera que tienen los clubes del sur de conseguir plusvalías para poder armar luego buenos equipos y discutir a los poderosos del norte.

Pero el protagonismo no se lo llevó Dybala, sino, cómo no, Icardi. «El trabajo y el respeto no pueden faltar nunca. Ahora poned cojones y empezad a luchar», fue la sugestiva pancarta con la que sus seguidores recibieron a un once interista en el que formaban Guarín y el propio Mauro, los dos jugadores que la semana pasada protagonizaron sus más y sus menos con la hinchada, cuando esta les devolvió sus camisetas tras la enésima derrota. Y mira por dónde, uno y otro anotaron, Icardi dos, aunque no lo festejó.

«Mauro Icardi tuvo una muy buena noche, aunque no me gustó que no haya celebrado los goles», dijo su técnico, Roberto Mancini. El aludido, luego, tuiteó, pero esta vez una foto suya con el nuevo nombre de su hija Francesca tatuado en el pecho. Su cuerpo tiene más de una decena de inscripciones, como la de `Wanda', la de los hijos de ella y uno nuevo, el de su primogénita. Entre tanto, Wanda, su mujer, respondió también en Twitter: «Muero de amor por ellos».

«Hurrykane», en la Premier

Inmaduro pero también goleador, Icardi se sitúa a un tanto de los 14 de su compatriota Carlos Tévez, que ya ha avisado de que no quiere mentir a la gente y su renovación por las `cebras' está lejana. El que sí se traspasa y a precio de saldo es el Parma, colista. En diciembre el club fue vendido a una sociedad ruso-chipriota, Dastraso Holding, dirigida por el joyero Pietro Doca y controlada por el magnate albanés del petróleo Rezart Taci. Y esta semana se ha sabido que la entidad parmesana ha vuelto a ser vendida, a un tal Giampietro Manenti, empresario administrador de Mapi Group, empresa eslovena ligada a Gazprom, el coloso ruso del gas.... ¡por un euro! «Lo mismo que hemos pagado», se han justificado.

El Parma corre serio riesgo de desaparecer -96 millones de deuda-, cuando no hace tanto jugaba finales europeas, como la Recopa de 1994, ante el Arsenal, un partido en el que al descanso la megafonía puso ``Go West'' cuando el club inglés iba ganando, y aunque la canción original es de Village People, lo cierto es que aquella versión de Pet Shop Boys y su adaptado ``1-0 to the Arsenal'' acabó ligada a la afición gunner para siempre.

No uno, sino dos goles fueron los que le hizo al Arsenal en el derby del norte de Londres la estrella de moda del fútbol inglés, el joven Harry Kane, más conocido por HurryKane, y que suma la friolera de 23 goles en todas las competiciones esta temporada. Su flirteo con el gol le dio una merecida victoria al Tottenham y hasta el propio Arsene Wenger se quitó el sombrero ante el chaval de 21 años que, aviso a navegantes, acaba de renovar por los Spurs hasta 2020. «Ha sido mi primer derbi de Londres y ha sido increíble», comentó luego el gran protagonista. «Harry Kane, uno de los nuestros», entona su hinchada, y eso que llegó a militar en la cantera gunner cuando contaba ocho añitos.

La alegría duró lo justo, porque en la jornada intersemanal el Liverpool, que venía de empatar el domingo en la 224ª edición del derbi del Merseyside ante el Everton, en un duelo sin goles que defraudó a todos, ganó el martes 3-2 al Tottenham en un trepidante encuentro. Pero la noticia no fue tanto la victoria -con otro gol más de Harry Kane-, sino el estreno goleador de Mario Balotelli, que anotó el de la victoria. ``Mario, finalmente'' titulaba ayer ``The Independent''. ¿Por qué siempre él? Y cuando decimos él podemos decir Joey Barton, auténtico bad boy, ahora en las filas del QPR, que recibió el martes su séptima tarjeta amarilla en siete partidos consecutivos, récord en la Premier. ¿Por qué siempre tú?

Por lo demás, en la clasificación todo sigue igual. Tras los últimos duelos de este miércoles, un tanto del Chelsea en el 89 dio a los de Mourinho los tres puntos ante el Everton, mientras que el City goleó 1-4 al Stoke City -con dos goles de Agüero-, tras haber empatado el domingo en el Etihad. Por su parte, el United, que tampoco pudo pasar de la igualada en Old Trafford días antes, entre semana se impuso 3-1 con un hecho insólito en la Premier: Smalling suplió durante la primera mitad a un compañero y en ese intervalo hasta el descanso anotó dos tantos. El bilbaino Ander Herrera sigue sin ser titular desde el 2 de noviembre, mientras Ángel Di María se queja del idioma y el tiempo de Manchester.

Los Red Devils se han gastado 130 millones en fichajes este verano pero siguen sin carburar. Y cabe pensar qué será de la Premier cuando entre en vigor el super contrato televisivo que acaban de firmar a partir de 2016, y cuyos paganos pueden ser las canteras y los televidentes, que deberán aflojar más el bolsillo. La Ligue 1, por ahora, salvo por los petrodólares del PSG -el presidente francés François Hollande ha apostado por más clubes en la capital para así atraer inversiones-, sigue siendo una competición más modesta. El esperado Lyon-PSG acabó en tablas, con gol parisino para un Zlatan Ibrahimovic que ya tiene su propia figura de cera en el Museo Grevin de la capital francesa. «Tal vez podríamos poner mi estatua en lugar de la Torre Eiffel», reflexionó el sueco con su habitual narcisismo.

Nada que ver con otro de los nombres propios de la semana. Marcus Reus. El Dortmund ganó 0-3 en Friburgo -cuya población ha votado en referéndum con un 52% a favor de la construcción de un nuevo estadio- y deja el farolillo rojo. Y de paso su joven estrella renueva con el club renano, apostando por su equipo del corazón, aunque todo indica que con las puertas al Barça abiertas en 2016. «Marco se hubiera podido ir a cualquier club del mundo, pero él tomó una decisión para mostrarnos dónde está su corazón», dijo el director deportivo del club alemán, Michael Zorc. «Dortmund es mi hogar, aquí está mi club. Me emociona el futuro al lado de una fantástica afición», comentó el futbolista. «Hay mucho por hacer y yo quiero aportar lo mío», añadió. Como alguien dijo una vez «tu firma será lo que tú quieras».

El que también estampó la suya por el segundo clasificado, el Wolfsburgo, fue André Schürrle, aunque todas las miradas las acapara otro joven `diablo rojo', Kevin de Bruyne, cuya exnovia reconoció en una revista que le fue infiel con otro compatriota suyo, el portero del Chelsea, Thibaut Courtois. «Ese día Courtois me dio lo que Kevin no me había dado en tres años...», se soltó la chica. No parece que al engañado le haya afectado en su juego, aunque quizá sí en su carácter. Horas después de que fuera multado por la Federación alemana con 20.000 euros por llamar «hijo de puta» a un recogepelotas, marcó dos goles en la nueva victoria de los `lobos' 3-0 al Hoffenheim. Como diría el recientemente malogrado Udo Lattek, «en realidad, el entrenador no es más que el oso que baila al ritmo de las estrellas».