GARA Euskal Herriko egunkaria
KOLABORAZIOA

Mesura, por favor


Acabo de leer atentamente, y más de una vez, la nota publicada en la web de la SD Eibar sobre el proyecto Ipurua Tallarra.

Sorprenden los 10 puntos sobre los que se sustenta, que dan forma a un discurso más propio de la política (del género «proyectos ilusionantes») que de un club deportivo: polo de conocimiento e innovación, centro de creación cultural, de encuentro de empresas y coworking, desarrollo equilibrado del territorio, creación de sinergias... retórica y argumentos utilizados en casi todos los megaproyectos del tipo que sean. Llama poderosamente la atención que un proyecto que se materializaría en la ampliación de las tribunas de un campo de fútbol, la construcción de un aparcamiento y un nuevo campo de entrenamiento, y la obligada adecuación urbana del entorno, tenga que hincharse hasta quedar convertido en «un proyecto estratégico de país».

Dicho lo anterior quisiera cuando menos plantear una serie de cuestiones alejadas de cualquier retórica.

¿Quién es el promotor de un proyecto que ha de desarrollarse sobre una propiedad pública municipal y que necesitaría de la compra de un solar privado, propiedad del Obispado?

¿Qué necesidad tiene la SD Eibar de contar con un estadio de 8.500 espectadores, cuando nunca en su historia ha acudido tal número de personas a Ipurua?

¿Cómo se van a financiar los 21 millones de euros, cuando la capacidad financiera del Club está directamente relacionada a su marcha deportiva? No olvidemos que el descenso a 2B, supuso la desaparición del equipo filial, que desde la 2ª Regional había sido capaz de subir a 2B, de la mano de ese gran presidente que fue Juan Luis Mardaras. Tal vez fuese fácil decidir la desaparición de este equipo filial, pero más difícil sería paralizar unas obras que no tendrían sentido alguno y echar por la borda el dinero invertido.

¿Y qué dice el Ayuntamiento? ¿Sabía algo de este proyecto? ¿Lo considera una prioridad? ¿No existen otras zonas de más urgente regeneración en Eibar como Matsaria o Txonta? ¿Qué nivel de consenso existe dentro de la corporación municipal?

La decisión sobre la realización de Ipurua Tallerra, que sobre el papel se presenta como un megaproyecto para una ciudad de 28.000 habitantes, necesita cuando menos de un amplio consenso. Un consenso que incluya tanto al propio accionariado de la SD Eibar SAD -que debería aprobarlo en una Junta General de accionistas- como al conjunto de la ciudadanía eibarresa, con el Ayuntamiento a la cabeza, y teniendo en cuenta los intereses vecinales de todos los ciudadanos.

Sin embargo, parece que nos encontramos ante una decisión adoptada unilateralmente, con cierto tufillo a «hechos consumados», con escasa transparencia y aprovechando la actual situación favorable del club como arma de presión.

De la historia hay que aprender, tanto de los megaproyectos ruinosos que campan a lo largo de la geografía peninsular, también en Euskadi, como de nuestra propia historia en la que la mesura ha sido nuestra mayor seña de identidad. Así que antes de volver a entrar en una dinámica de división, mesura por favor.

(*) Exconsejero, accionista y abonado de la SD Eibar, SAD