08 AGO. 2019 KOLABORAZIOA Apología de lo improbable Pablo Nabarro Lekanda «Patili» Militante de Sortu Mi sincera y pública felicitación a la militancia de la izquierda soberanista de Nafarroa y, en especial, a su dirección política. Tanto en este debate como en el de investidura de Pedro Sánchez es obligado reconocer la excelente gestión que de esta grave crisis política está haciendo el equipo de Arnaldo Otegi, tanto en las formas como en el discurso. El qué hacer con el PSOE-PSN –tanto monta, monta tanto– es un debate similar al que muchos nos planteamos con respecto al PNV y su papel en nuestro proceso emancipador que suscita pasiones como ha ocurrido en Nafarroa. Existe una máxima interiorizada en sectores de la izquierda soberanista entre los que me incluyo, según la cual sin la entente con los jeltzales este proceso sería muy difícil y sin embargo con ellos, sería imposible. Hoy es el día que esta contundente aseveración requiere cuando menos de una reflexión, pues creo que cometemos el error de confundir lo imposible con lo improbable. Este es un territorio fronterizo de incertidumbre que supone una fina línea divisoria entre lo imposible y lo probable y que da lugar a un universo de especulaciones sobre escenarios que, desde una racionalidad prudente e intuitiva, se nos antojan como irrealizables. Es inevitable hacer una referencia a Nicholas Taleb y su obra "El cisne negro: el impacto de los altamente improbable", en la que explora este territorio advirtiéndonos de las graves e importantes consecuencias que pueden derivar de sucesos altamente improbables tanto a nivel político, económico y social. Hoy es el día que grandes gurús de la economía mundial especulan sobre escenarios improbables que nos pudieran llevar a una catástrofe económica. La autodenominada inteligencia militar también navega por estos escurridizos mares de lo improbable para hacer sus juegos de estrategia desde hipotéticos escenarios geopolíticos, unas veces para prever conflictos bélicos, otras para crearlos. Otro tanto ocurre con la denominada lucha antiterrorista. El 11S marcó un antes y un después en su desarrollo, poniendo en valor la teoría de los cisnes negros. No debemos de olvidar que aquí cerca tuvimos un inesperado y fatídico 11M con importantes consecuencias políticas como la caída de un gobierno que –entre otras cosas– hizo una pésima gestión de aquella catástrofe producto de su paranoia anti-ETA. Un territorio, este de lo improbable, que en ningún caso debemos de subestimar o infravalorar y que al igual que con la incertidumbre no debemos temer. Es quizás así como debiéramos de afrontar este debate sobre el PNV-PSN: sin ellos muy difícil; con ellos improbable. Pues todos conocemos muy bien sus fortalezas y debilidades. Es de suponer que al igual que lo ocurrido en Nafarroa, aquí, en los otros territorios de Hego Euskal Herria también haya detractores del apoyo a Sánchez y seguro que con argumentos muy sólidos. Entre ellos, los que se aferran a la consigna de «cuanto peor, mejor». Esta actitud requiere de una reflexión, pues esta consigna es una simplificación de aquel proverbio chino que dice «cuanto mayor es el caos más cerca está la solución», y que contiene sus dosis de verdad. Uno de los precursores de la teoría de los cisnes negros fue el filósofo y matemático Poincaré y su concepto de las no linealidades, según el cual pequeños efectos nos pueden llevar a importantes consecuencias. Es lo que más tarde conoceríamos como el efecto mariposa o la teoría del caos. Algo así sucedió con la caída del gobierno de Rajoy y la moción de censura que aupó a Sánchez. Una simple resolución judicial generó una profunda catarsis político-mediática que dio vuelta al panorama político. A quienes defienden esta consigna, recordarles que nunca tendremos la certeza de que esa solución –si alguna vez llega– puede ser buena, mala o pésima: cuanto peor... puede ser todavía peor. Yo siempre me aferraré al cuanto mejor, mejor. El personaje creado por Conan Doyle, el inefable y flemático inspector Sherlock Holmes en una de sus obras el propio protagonista desvelaba una de las claves de sus filosofía en su pericia deductiva. Decía: «una vieja máxima mía me dice que cuando has eliminado lo imposible lo que queda, por muy improbable que parezca, tiene que ser la verdad». Es quizás así como debiéramos de afrontar este debate sobre el PNV-PSN: sin ellos muy difícil; con ellos improbable. Pues todos conocemos muy bien sus fortalezas y debilidades