Beñat Zaldua
Iruñea

¿Armas menos letales?

La pérdida de dos ojos en Barcelona, una mujer grave en Madrid, una costilla rota en Iruñea y, sobre todo, la muerte de Iñigo Cabacas han vuelto a poner el debate sobre las pelotas de goma encima de la mesa. Un armamento definido como «menos letal» utilizado con generosidad en el Estado español, pero que la Comisión Europea quiere prohibir en los próximos meses.

Un policía español durante las cargas contra el encierro de la villabesa, en los últimos San Fermines. (Idoia ZABALETA/ARGAZKI PRESS)
Un policía español durante las cargas contra el encierro de la villabesa, en los últimos San Fermines. (Idoia ZABALETA/ARGAZKI PRESS)

A una distancia de 50 metros, contra el suelo para evitar el impacto directo y por debajo de la cintura. Es la normativa policial para el empleo de las pelotas de goma, incumplida una y otra vez por los diferentes cuerpos policiales, como lo demuestran los recientes casos de un joven de Berriozar, con una costilla rota en las cargas contra el ‘encierro de la villavesa’, y de una mujer de 54 años, herida grave en un hospital de Madrid por un pelotazo a la altura del hígado y los riñones.

Que la calificación de «arma no letal» no debería acompañar a la definición de las pelotas de goma lo han demostrado, por activa y por pasiva, infinidad de estudios y la cruda realidad. Una realidad convertida en insoportable el pasado 5 de abril, cuando un pelotazo de goma disparado por un ertzaina todavía sin identificar ocasionó graves heridas y causó la muerte, cinco días después, a Iñigo Cabacas.

Cabacas, el joven de Berriozar y la mujer de Madrid –junto a las dos personas sin ojo por culpa de las cargas de los Mossos el día de la huelga–, pueden ser algunas de las últimas víctimas de los pelotazos de goma en el Estado español, ya que la Comisión Europea podría prohibir este tipo de armamento a finales de año. El historial que dejarán atrás será dramático; solo desde 1990, 23 personas han perdido el ojo por culpa de las cargas policiales.

De hecho, Europa ya envió el año pasado un ruego a Lakua para que dejase de emplear pelotas de goma, del mismo modo en el que lo han hecho, durante las útlimas décadas, países como Gran Bretaña, Alemania, Noruega, Italia o Suiza. Pero los estudios que advierten de la peligrosidad de las pelotas de goma y los ruegos de la Comisión Europea para que se prohiban no son, ni mucho menos, nuevos. Ya en 1982, el Parlamento Europeo instó a prohibir las pelotas de goma contra la población civil, después de que su uso provocase 12 muertos en Irlanda del Norte –siete menores de 15 años–. Las peticiones del Parlamento Europeo se repitieron en 1984 y en 1997.

Precisamente, en ese último año se realizó una de las investigaciones más exahustivas sobre las pelotas de goma, tal y como explica Tomàs Gisbert, investigador del Centre d'Estudis per a la Pau J.M. Delàs. Se trata del estudio realizado por el órgano del Parlamento Europeo Science and Technology Options Assessment (STOA), que estableció que el límite entre las armas letales y las menos letales se fijaba en los 522 julios de energía cinética. Pues bien, las pelotas de goma empleadas por las policías en el Estado español alcanzan los 830 julios.