«No se ha tomado aún una decisión, los aliados mantienen consultas entre ellos, pero creo que hay un acuerdo sobre que necesitamos una respuesta internacional firme para evitar que estos ataques se repitan en el futuro. Sería una señal muy peligrosa para los dictadores de todo el mundo si nos mantuviéramos al margen», ha declarado el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

«La OTAN ya está haciendo su parte, como foro de consulta y con el despliegue de misiles Patriot en la frontera de Turquía con Siria», ha afirmado en rueda de prensa, y «no preveo ningún rol más allá por parte de la OTAN, corresponde a los países individuales reaccionar a lo que ha pasado en Siria».

Rasmussen ha añadido que en el caso de que se opte por una intervención militar, esta debería ser «corta, metódica y con objetivos claros», y «no se necesita la estructura de mando y control de la OTAN para una operación así».

En su opinión, el objetivo de cualquier reacción debe ser «enviar un mensaje muy claro, no solo para el régimen de Damasco, sino también para otros», de manera que no se repitan los ataques químicos en el futuro.

Rasmussen ha dicho que está convencido de que el régimen de Bachar Al-Assad es el responsable de los ataques químicos, «por el modo en que fueron llevados a cabo».

A su vez, ha destacado la necesidad de que, en cualquier caso, se trabaje también en favor de una solución política.

«Quiero subrayar que no veo que una acción militar en el conflicto de Siria sea sostenible a largo plazo, creo firmemente que es necesaria una respuesta firme, pero también que es necesario un proceso político para resolver los problemas» en el país árabe, ha indicado el mandatario de la OTAN.