Ha habido múltiples discrepancias sobre el origen de esta práctica y la implicación política o no en su puesta en marcha, pero una coincidencia abrumadora sobre su final. Javier Gómez Bermúdez ha sido muy tajante: «Estrasburgo ha destrozado la ‘doctrina Parot’, y es indiscutible que la sentencia debe ser aplicada inmediatamente». Ha cerrado la hora y media de debate abundando en lo mismo: «No sé quién se ha inventado esa tontería de que las sentencias europeas no son aplicables».
A partir de ahí, el que fuera juez central de Vigilancia Penitenciaria y luego jefe de la Sala de lo Penal de la AN ha defendido el papel del tribunal especial frente a las críticas de Izko por su aplicación sistemática de la doctrina ahora anulada, incluso después del primer fallo favorable a Inés del Río en julio de 2012. Gómez Bermúdez ha preferido destacar que «la Audiencia Nacional ha actuado impecablemente ahora, por mucho que se les eche a los leones». También ha asegurado que son independientes del poder político poniéndose como ejemplo a él mismo, «porque parece que he pasado de ser juez de extrema derecha a juez de extrema izquierda».
Ha negado vehementemente que la puesta en marcha de la doctrina en 2006 fuese una imposición política: «A mí no se atrevió a llamarme nadie». Para Izko, esto resulta indiscutible: los mandatarios políticos españoles quisieron alargar las condenas de los presos vascos y los tribunales lo facilitaron vistiendo jurídicamente la decisión. Ha situado la doctrina como «la Ley del Talión» del siglo XXI. Y ha censurado especialmente que se haya seguido imponiendo desde julio de 2012, «como si esos jueces europeos fueran unos iluminados».