En un vídeo hecho llegar a NAIZ, Goizane Pinedo y Unai Ruiz han dado a conocer su decisión de poner fin a la iniciativa desobediente que emprendieron hace ya tres meses, cuando optaron por ocultarse y no asistir al juicio contra la juventud independentista que se lleva a cabo en el tribunal especial.
Tras mandar un saludo a Idoya Iragorri, quien también permanece oculta, y a Irati Mujika, encarcelada después de ser detenida en Aramaio, Pinedo y Ruiz han explicado que consideran cumplidos los objetivos que se marcaron al optar por la desobediencia: visibilizar la «injusticia» de la causa, aportar su «granito de arena» al muro popular que «detenga todas las agresiones» y, por último, aportar desde un punto de vista desobendiente, camino ya han hecho otras personas, entre los que citan al gasteiztarra Ekaitz Samaniego, de cuyo encarcelamiento se cumplieron ayer dos años.
En el vídeo, fechado este domingo y en el que se puede ver a Pinedo y Ruiz en el bar Sorginak de Gasteiz, rodeados de amigos, ambos jóvenes explican que estos tres meses no han sido en vano, ya que ha servido para que toda Euskal Herria tenga conocimiento del sumario que se está juzgando en Madrid y para que se hayan llevado a cabo numerosas actividades e iniciativas desobedientes.
«Ahora, creemos que ha llegado el momento de dar por finalizada nuestra iniciativa desobediente por diferentes razones», ha apuntado Pinedo.
Consideran que se han dado pasos hacia los objetivos marcados, pero también reconocen que estos tres meses les han provocado cansancio. «Es duro pasar los que pueden ser tus últimos meses en la calle en muchos años sin contacto con las personas que más quieres», como familia y amigos.
Sin embargo, han señalado que la razón principal es el punto de inflexión al que se acerca Gasteizko Herri Harresia, con la cadena humana de 3.000 personas que hay convocada para el día 25 y que este sábado celebrará una marcha desobediente en solidaridad con Samaniego y también con los jóvenes que ahora se encuentran ocultos.
Afirman que les encantaría participar en la movilización, «pero seguro que entonces los guardianes de la ley aparecerían a pacificarnos a diestro y siniestro».
«Creemos que es más importante que todas las personas que estén de acuerdo con las reivindicaciones se puedan acercar sin miedo y sin tensión. Es una movilización reivindicativa, pero también con un puntito festivo, que hace dos años les metimos un gran gol a todos los que quieren seguir imponiendo dolor y leyes injustas. Pero eso no quita para que siga siendo un día cargado de simbolismo para dejarnos ver públicamente y poner fin a nuestra iniciativa», concluye Pinedo.