Según las encuestas y los titulares, si usted está entre quienes hoy van a ir a votar, sepa que es una persona políticamente concienciada y casi hasta rebelde, porque lo que impera en general es el pasotismo, vestido de inanidad, euroapatia o criticastrismo. Mucho se ha hablado estos días del «peligro» de la abstención, como mucho se habló también tras las elecciones europeas de 2009. Por entonces se encargó una encuesta postelectoral para conocer las causas de la abstención, cuyas conclusiones -por ejemplo la relacionada con la confianza en la mejora de la coyuntura económica para animar el voto- mueven hoy a la sonrisa.
En términos generales, la reflexión tras aquella macroencuesta venía a subrayar que no había motivo de preocupación, y que, de hecho, existían «motivos reales para ser razonablemente optimistas de cara al futuro y a las elecciones europeas de 2014», porque al menos una tercera parte de los abstencionistas eran «movilizables» a partir de la acción de las instituciones europeas y estatales.
Como viene avisando durante toda la campaña Josu Juaristi -que antes que candidato es un profundo conocedor de los mecanismos comunitarios- en estos cinco años las autoridades europeas no han hecho nada por acercarse a la ciudadanía. Bien al contrario, los grandes mandatarios parecen cómodos en este alejamiento, por cuanto la falta de implicación y participación les deja las manos más libres para hacer y deshacer a su gusto.
En todo caso, las papeletas que hoy lleguen a las urnas son una apuesta múltiple, puesto que además de elegir eurodiputados, también avanzarán otros futuros escenarios
La apuesta vasca
Sin estado propio, los vascos somos poca cosa en la UE. Nuestra única pretensión puede ser poder llevar un par de eurodiputados nacionales (con conciencia de representar a Euskal Herria) y otros inmersos en listas estatales españolas o francesas, que actúan más como suma de sus propios partidos que con referencia territorial.
Sin embargo, los resultados que hoy salgan de las urnas tendrán también una lectura propia en Euskal Herria. Habrá que ver si, por ejemplo, las fuerzas abertzales superan esta vez a las unionistas, en unos comicios que, por su dinámica de distrito único, favorecen especialmente a PP y PSOE. Y en el ámbito abertzale, se mirará con lupa la correlación que se establezca entre PNV y EH Bildu.
En campaña ha llamado la atención que mientras el PP coqueteaba indisimuladamente con el votante del PNV, tratando de convencerle que el tamaño sí importa en el Parlamento europeo, la dirección jeltzale -en especial Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu- ha centrado sus ataques en EH Bildu, presentando a la coalición como una fuerza revolucionaria antieuropea, con la finalidad de evitar que su base independentista pero «de orden», pudiera verse atraída por el discurso nacionalmente más coherente de Josu Juaristi.
Además, en Nafarroa, tras las denuncias de corrupción contra UPN y la traición del PSN a sus propias palabras, los resultados de hoy pueden ser un indicativo de si el cambio de régimen es posible y quién estará llamado a liderarlo. Es cierto que UPN no participa, ni tampoco Nafarroa Bai, pero a buen seguro los expertos sabrán rascar por debajo de las primeras apariencias. De ahí la importancia de cada papeleta.
Euskal Herria en la UE
Otra de las apuestas del día es cómo queremos los vascos presentarnos ante la Unión Europea. Una posibilidad es votando a listas unionistas, que llevan a vascos y vascas en sus candidaturas con posibilidades de salir elegidos. Pueden pensar si, por ejemplo, Joaquín Almunia ha actuado como vasco durante su periodo de vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia y obrar después en consecuencia. O analizar el papel de Carlos Iturgaitz.
De entre las candidaturas existentes, las que llevan la bandera de la defensa de los interese de Euskal Herria en la UE son las que encabezan Izaskun Bilbao (como segunda después de Convergencia) y Josu Juaristi. La jeltzale ha insistido en que durante cinco años se ha empeñado en limpiar el nombre del país ante la UE (como si en los diez anteriores Josu Ortuondo no hubiera hecho nada), mientras que Juaristi anuncia su intención de entrevistarse inmediatamente con los futuros presidentes del Consejo y el Parlamento, para instarles a implicarse en la resolución del conflicto.
En lo referente a la cuestión nacional, cabe recordar que Izaskun Bilbao intentó escudarse al inicio en que ni siquiera había escuchado a la izquierda abertzale reclamar la independencia. Dado que, en realidad, EH Bildu había insistido sobradamente en ello, prefirió luego buscar como contrincantes a PSE y PP, ante quienes su papel queda más lucido.
Quien quiera que Euskal Herria, junto a Catalunya y Galiza, tenga al menos una voz independentista en la UE, puede comparar y elegir.
A vueltas con la Troika
Hay que reconocerle al PP el haber hecho una defensa coherente de las políticas económicas que ha puesto en marcha tanto desde Madrid como desde Bruselas. Es el único partido que no se ha quejado de la Troika (formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Los demás se han dedicado a criticarla. La cuestión está en analizar si estaban realmente en condiciones de hacerlo.
Tanto PSOE como PP son copartícipes de las políticas económicas que ha puesto en marcha la Unión Europea. Por una parte, han coincidido en el 69,9% de las votaciones que han tenido lugar en el Parlamento. Por otra, como representantes de cada uno de los estados miembros, copan la mayoría de la Comisión Europea.
Sumen a todo las invitaciones de Miguel Arias Cañete y Felipe González a crear en el futuro una gran coalición entre PP y PSOE en el Estado español, recogiendo así el guante lanzado por los grandes empresarios del IBEX-35. Todo muestra las escasas diferencias que hay en las prácticas de ambos partidos.
El PNV también ha utilizado el discurso anti-troika en sus mítines, pese a que el lehendakari ejerciera de anfitrión en el Guggenheim el pasado 3 de marzo. Izaskun Bilbao replica que Iñigo Urkullu tuvo el valor de decirles en su discurso que se había rescatado a los bancos y ahora había que ocuparse de las personas. Bien está eso. Pero también habrá que recordar que su gobierno viene cumpliendo todos los mandamientos que se le proponen desde Bruselas y Madrid. Por otra parte, el PNV ha exhibido en campaña su adhesión al ALDE (Alianza de Liberales y Demócratas Europeos) y ha traído a la CAV a su candidato a presidente de la Comisión. Guy Verhofstadt. El problema es que el candidato de la ALDE con más posibilidades de obtener un alto cargo es Olli Rehm, actual comisario de Política Económica y Monetaria, que en una de sus últimas intervenciones públicas defendió la necesidad de bajar todavía más los salarios en el Estado español.
En estas condiciones, la única candidatura que las cuatro principales que puede mantener realmente un discurso contra las políticas diseñadas por la Troika es EH Bildu, no solo porque es fácil suponer cómo votará en el Parlamento europeo, sino porque desde las instituciones que gobierna ya ha mantenido, por ejemplo, las subidas salariales de sus trabajadores, se ha posicionado con los sindicatos en luchas por convenios (lo que le ha costado denuncias judiciales de Adegi), no ha recortado en dependencia y ha intentado hacer una política fiscal más justa.
Exabruptos en campaña
La campaña electoral, como todas las últimas, ha sido tachada de aburrida. Desconozco que extraño mecanismo mental hace que periodistas y analistas pensemos que una campaña puede ser divertida o atractiva. Deben ser, supongo, residuos mentales de aquellas primeras convocatorias después de cuarenta años de dictadura, que se acometían con un entusiasmo que tampoco entonces era común en las democracias consolidadas. Bien es cierto que los partidos deben hacer un esfuerzo por adaptarse a los tiempos, pero también los medios -sobre todos los públicos- podrían (podríamos) buscar fórmulas más imaginativas para estos quince días.
En todo caso, dos exabruptos han venido a calentar los debates en la última mitad de campaña. Por un lado, la afirmación del candidato del PP, Miguel Arias Cañete, sobre las dificultades de debatir con una mujer, puesto que si hubiera mostrado su superioridad intelectual, hubiera sido tildado de machista por acorralar a «una mujer indefensa». Y cuando los ecos de este escándalo ya se apagaba, llegaron las grabaciones del alcalde de Sestao, el jeltzale Josu Bergara, tachando de «basura» a los «venidos» al pueblo, para delinquir y mantener actitudes incívicas.
Ambos acabaron pidiendo perdón por decir lo que pensaban y a los dos sus partidos les justificaron hablando de cansancio o calentón, añadiendo que quienes les conocen saben que ni uno es machista ni el otro xenófobo, y dando finalmente por buenas sus disculpas.
En esta situación llegamos hoy al día de votar. A partir de las 23.00 se conocerán los resultados. Si quiere que su papeleta esté entre las recontadas para sumar, para restar o solo por fastidiar, tiene de 9.00 a 20.00 para tomar una decisión.