Con «sana envidia», como ironizaba Feli Bahillo, de Ugao, y la esperanza de que una iniciativa de estas características pueda extenderse a Euskal Herria, como remarcaba Unai Ballesteros, de Gasteiz. Así puede definirse el estado de ánimo de las decenas de ciudadanos vascos que ayer se sumaron a la Diada para expresar su «solidaridad» con el proceso catalán. Especialmente, al comprobar cómo la sociedad civil tomaba la iniciativa y se echaba a la espalda la reivindicación de un referéndum. Como es lógico, hubo representación institucional, multiplicada ante la diversidad de actos, tanto oficiales como promovidos por las diferentes organizaciones. No obstante, tampoco era difícil encontrarse en cualquier calle con alguna ikurriña desperdigada que se colaba entre el mar de esteladas. Mirando hacia Euskal Herria, el resumen lo aportaba Bahillo al reiterar su admiración ante el ejemplo práctico de cómo «acuerdos entre diferentes» son eficaces para sostener «reivindicaciones democráticas» como el derecho a decidir.
Partidos, sindicatos y asociaciones vascas desplegaron una amplia actividad en los diferentes actos de la jornada, aunque los escenarios elegidos para enviar a sus representantes también reflejaban una posición ante el 11 de setiembre y el proceso soberanista catalán. Así, mientras que EH Bildu reunía a su delegación (compuesta por ocho representantes de los cuatro partidos presentes en la coalición) en la plaza de las Glories, en el vértice donde se unían las dos grandes columnas que formaban la gigantesca «V», el PNV optaba por lo oficial. Andoni Ortuzar, Joseba Aurrekoetxea e Iñaki Goikoetxea completaron la ofrenda floral ante el Fossar de les Moreres y regresaron a Euskal Herria. No obstante, según fuentes del partido, sí que hubo jelkides que tomaron parte en la concentración de la ANC y Ómnium a «título personal».
«Joaldunak» abriendo camino
El tramo 60, en el paseo de Gracia, lugar asignado para la red Independentistak, se convirtió en una especie de Euskal Etxea y referencia para muchos ciudadanos vascos que habían acudido a Barcelona por su propio pie. Los joaldunak, que sudaron la gota gorda, encendían el ambiente mientras que más de uno, mirando hacia la inmensa calle abarrotada, solo acertaba a describir el acto como «impresionante». Ese era el punto de las complicidades, de los «Gora Euskal Herria» con acento catalán y los «interrogatorios» vascos sobre qué hacer ante el previsible veto del Gobierno espa- ñol a la consulta. También, de insistentes felicitaciones y muestras de solidaridad (una de las palabras más repetidas por todos) recíproca.
«La gente que ha venido volverá a Euskal Herria con las pilas cargadas. Se abren nuevas oportunidades y hay que dar pasos». Txutxi Ariznabarreta, portavoz de Independentistak, no ocultaba su satisfacción ante la oportunidad de participar en una Diada que, en su opinión, marcará un punto de inflexión. También, mirando hacia casa, hacía hincapié en la «simbiosis» existente entre una sociedad civil en marcha y unos partidos que adoptan compromisos.
De envidia sana habló también el portavoz de Sortu, Pernando Barrena, que tras asistir a la evolución de las Diadas de los últimos años, ayer consideró que «la sensación es que ahora estamos ante un pueblo que tiene la libertad al alcance de la mano». Barrena confió también en que esta movilización «sirva de acicate» para organizar la defensa del derecho a decidir del pueblo vasco. Palabras parecidas a las de la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, presente ayer en Barcelona: «Esta ola también tiene que mover las aguas en Euskal Herria». En el vértice de la V se situó también la delegación de Udalbiltza, cuya vicepresidenta y responsable de relaciones internacionales, Maite Iturre, consideró que ayer Catalunya «volvió a demostrar que es una nación en marcha».
Organizaciones como Ernai y Askapena formaron parte igualmente de la amplia y variada representación vasca que, además de participar en la V de la ANC y Òmnium, estuvo presente también en otros actos como las ofrendas al monumento de Rafel Casanova o las manifestaciones organizadas por Arran, Rescat y el conjunto de la Esquerra Independentista, que este año trasladó su habitual manifestación unitaria a la plaza Tetuan y a las 18.30 horas, para poder compaginarla con la participación en la V, durante la cual repartieron 200.000 carteles a favor de la independencia.