Los manifestantes reprochan al Gobierno turco su pasividad ante el asedio de EI a Kobane, y su negativa de permitir que llegue ayuda humanitaria y militar turca a esa ciudad kurda.
Algunas manifestaciones, sucedidas anoche, fueron pacíficas, pero en ciertos distritos de Estambul los manifestantes erigieron barricadas, cortaron el tráfico e incluso incendiaron un autobús municipal.
Cuando la Policía intentó dispersar las concentraciones con gas lacrimógeno y cañones de agua a presión, se registraron enfrentamientos.
Escenas similares tuvieron lugar en las ciudades de Hakkari, Van, Diyarbakir, Batman, Mardin y otros núcleos de Kurdistán Norte.
Turquía realizó ayer numerosos movimientos de tanques en el tramo de la frontera siria frente a Kobane, pero no ha intervenido contra los yihadistas, que ya han alcanzado las calles periféricas de la ciudad, donde combaten contra las milicias kurdas.
El jueves pasado, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, aseguró no querer que Kobani cayera en mano de los yihadistas.
«Haremos lo haga falta y esté en nuestros manos para que Kobane no caiga», prometió el mandatario, cuyo Gobierno se considera parte de la coalición internacional contra el EI.
Pero pese a que EI indica sus posiciones mediante su famosa bandera negra, fácilmente visible desde la frontera turca en imágenes difundidas por la emisora NTV, la artillería turca no ha intervenido contra los yihadistas.
Eso sí, grandes destacamentos de la gendarmería turca, con numerosos vehículos antidisturbios, controlan desde hace más de dos semanas la frontera para impedir la llegada de ayuda humanitaria o armas a las milicias kurdas o a los civiles de Kobane.
Aunque permite en ocasiones el paso a los ciudadanos sirios, no consiente la entrada de ciudadanos turcos ni el paso de vehículos y en reiteradas ocasiones ha evacuado la zona fronteriza e impedido también el paso a la prensa.
Casi a diario, las manifestaciones kurdas locales en la zona fronteriza han sido dispersadas con gas lacrimógeno, aun cuando eran totalmente pacíficas.
Anoche, el partido kurdo HDP, el cuarto del Parlamento turco, hizo un llamamiento para «salir a la calle» contra los ataques del EI y «el embargo que las autoridades turcas imponen a Kobane».
Numerosos dirigentes kurdos, entre ellos el propio Abdullah Oçalan, han avisado que la probable caída de Kobane, de la que culpan a Ankara, pondría en peligro las negociaciones entre Turquía y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).