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El 8 de diciembre se cumplen 16 años de la muerte de Aitor Zabaleta en Madrid

Los ultras del grupo Bastión del Frente Atlético organizaron su particular «cacería del vasco» en el partido de vuelta de la eliminatoria de la UEFA en Madrid ante la Real y que acabó con la muerte de Aitor Zabaleta tras ser apuñalado.

El 5 de diciembre de 1998, ultras del grupo ultraderechista Bastión del Atlético de Madrid organizaron, mientras se juntaban para el partido ante el Athletic, una respuesta a lo sucedido once días antes, cuando el autobús en el que viajaron a Anoeta fue apedreado cuando salía de Donostia tras la ida de la eliminatoria de la Copa de la UEFA. Decidieron tomarse venganza el día 8, cuando la Real jugaba la vuelta en el Vicente Calderón. Esa jornada, desde la mañana, se vivió una especial tensión porque se organizó una «cacería del vasco», con la mala suerte para Aitor Zabaleta y los restantes seguidores de la peña femenina realista Izar de que fueron los elegidos para consumar su vendetta.

Los ultras del grupo Bastión se dirigieron al grupo de aficionados realistas que se encontraban en el bar El Parador dos horas antes del inicio del encuentro y comenzaron a insultarles y agredirles. Intentaron marcharse del lugar entre golpes e insultos en dirección a las puertas del Calderón, sin que las dotaciones policiales evitaran que ese acoso acabara con la vida de Aitor Zabaleta, que recibió una puñalada mortal en el corazón de manos de Ricardo Guerra que le hizo morir a las tres de la madrugada.

El autor material de su muerte fue el único condenado, diecisiete años de cárcel, aunque ya lleva varios en la calle al beneficiarse de diferentes permisos.

Puñalada sin posibilidad de defensa

Tanto Rafael Mozo como el jurado popular que juzgó el caso un mes antes -por una diferencia de siete votos a favor y dos en contra- consideraron probado que Ricardo Guerra fue el autor material del crimen. Entendieron que asestó la puñalada con la intención de causar la muerte y que el navajazo se produjo de forma «súbita, sorpresiva e inesperada», lo que impidió cualquier posibilidad de defensa de la víctima.

El mismo auto ordenó investigar si tres compañeros del grupo Bastión -Iván Martín, Ignacio Racionero e Israel Gonzalo Canabal- fueron coautores de la muerte. «Hay pruebas de que tres personas más sujetaron a mi hijo para que Guerra lo apuñalara. Esas personas deben tener la misma condena que el asesino», reclamaba Xabier Zabaleta, padre de Aitor, tras conocer la sentencia.

La familia Zabaleta y el Movimiento Contra la Intolerancia intentaron que los otros tres participantes directos en la agresión fueran castigados por la muerte de Aitor, pero no lo consiguieron. Tampoco pudieron lograr que los once miembros del grupo Bastión juzgados por asociación ilícita recibieran castigo por esta acusación. En la sentencia de la Audiencia de Madrid de noviembre del 2005, tres de los once acusados fueron absueltos y los otros ocho sólo recibieron una condena de un año y ocho meses de prisión por desórdenes públicos. En esa sentencia se señalaba que «no ha quedado acreditado que los once acusados de pertenecer a 'Bastión 1903' integraran un grupo con una mínima organización cuya finalidad fuera la de los hechos delictivos» y que «muchos de ellos no tenían relación entre sí más allá de verse en partidos de fútbol».

Esta sentencia fue recurrida hasta el Tribunal Supremo, que en junio del 2007 puso fin a todo el caso al desestimar los recursos de la familia Zabaleta y el Movimiento Contra la Intolerancia. El Supremo se limitó a confirmar las sanciones por desórdenes públicos y desestimó la asociación ilícita. Por ello, la sed de justicia que se generó tras la muerte de Aitor quedó insatisfecha, aunque su imagen, con su camiseta y su peculiar gorro, quedó para siempre como un símbolo.