Un 35% de la ciudadanía consultada se muestra de acuerdo con la independencia, mientras que en el Sociómoetro de mayo era el 26% quien optaba por esta respuesta. Un 20% dice estar o no de acuerdo dependiendo de las circunstancias. Esta opción ha bajado mucho desde la última encuesta, cuando era la elección mayoritaria con el 32%. Un 33% de los encuestados se muestran en desacuerdo con la independencia, son un 2% más que en mayo.
Ante la hipótesis de un referéndum sobre la independencia aceptado por el Gobierno español, un 39% de la ciudadanía afirma que votaría a favor de esta, un 29% en contra y un 12% se abstendría, mientras un 20% no se pronuncia. Los datos prácticamente no varían desde el año 2007.
La mayoría de la población cree que un mayor autogobierno sería positivo para la CAV: un 55% opina que un mayor autogobierno favorecería a la economía vasca, un 60% que sería favorable para el funcionamiento de los servicios públicos, un 52% cree que sería favorable para la convivencia y un 58% que sería positivo para la identidad vasca. Quienes opinan que sería perjudicial se sitúan en torno al 15-20% y quienes no opinan, en torno a 12-15%.
Solo un 16% está en contra de la celebración de una consulta a la sociedad vasca «sobre la relación entre Euskadi y España», mientras que el 74% es favorable a ella, aunque un 23% desearía que se celebrara, pero solo si el Gobierno español lo aceptase; mientras que un 51% apuesta por ella en cualquier caso.
Ante la pregunta de quién debería decidir sobre el futuro político de una comunidad autónoma, un 69% afirma que deberían hacerlo los ciudadanos de esa comunidad; y un 24%, que debería decidir el conjunto de las y los ciudadanos del Estado español. Un 7% no contesta.
El 53% de los encuestados conocen la iniciativa Gure Esku Dago y de ellos al 79% les parece bien o muy bien.
La encuesta del Sociómetro se realizó del 6 al 13 de octubre con entrevistas individuales. Según se advierte en el propio informe, este trabajo de campo se hizo semanas después del referéndum sobre la independencia de Escocia y durante las semanas previas a la consulta catalana, en las que la cuestión soberanista «estuvo de plena actualidad».