No es estrictamente una novedad que la izquierda abertzale asuma la realidad de la partición territorial actual como punto de partida para llegar a superarla (ya lo hacía por ejemplo en Loiola en 2006), pero sí lo es la claridad con que explicita esta apuesta en la Vía Vasca lanzada el sábado en Ficoba.
El propio texto lo reconoce expresamente: «Hasta hace bien poco la creencia que estaba arraigada en muchos y muchas de nosotras era que para poder decidir primero había que deshacer, necesariamente, los nudos de la territorialidad y de la constitución del sujeto. De la mano de esta nueva proposición, sin embargo, el derecho a decidir se convierte en herramienta para construir ese sujeto, ya que se convierte en el eje del proceso constituyente».
En consecuencia, las fuerzas independentistas de izquierdas se comprometen a ganar la batalla de la mayoría social en cada uno de los tres espacios, con sus ritmos e iniciativas diferentes, de modo que lleguen finalmente a converger. Algo que podría pasar casi por quimérico hace no muchos años, pero que ahora resulta factible visto que las posiciones de EH Bildu y EH Bai se sitúan cada vez más en la centralidad y con crecientes opciones de ser mayoritarias en cada ámbito.
En el caso de Nafarroa, la propuesta ``Nafarroak Erabaki'' que precedió a esta de Ficoba, con un contenido más detallado aún, apostó claramente por «un proceso propio que deje toda la decisión en manos de la ciudadanía navarra». Además de garantizar que será ella y nadie más quien defina su estatus político y sus relaciones con el resto de territorios vascos, ``Nafarroak Erabaki'' incluye consultas sobre temas hasta ahora tratados a modo de imposición, como la política lingüística o los símbolos. Si se consuma la caída del régimen con un cambio de mayoría en las próximas elecciones, la viabilidad de esta línea quedará muy reforzada.
Por lo que respecta a los territorios del norte, la propuesta de Ficoba recuerda que, tal y como resolvió EH Bai, «el Estatuto de Autonomía con derecho a decidir resume la propuesta abertzale». Pero añade: «En la actual fase, respondiendo al acuerdo entre diferentes fuerzas y agentes, hemos apostado por la Colectividad Territorial. Sin embargo, a raíz de las propuestas esbozadas por parte del Estado, EHBai ha tomado la decisión de tomar parte en el debate. Porque tirando de una de esas proposiciones podría formarse una estructura específica que reuniese y reconociese a Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa. En la trayectoria hacia objetivos más ambiciosos, en ese debate podemos encontrar la ocasión para fijar la territorialidad de las tres provincias». «No sería un logro menor -añade-, ya que en estos últimos años ha habido propuestas de dividir los territorios de Ipar Euskal Herria y diluir los marcos resultantes en diferentes estructuras».
En cuanto a la CAV, la apuesta, que también podría ser mayoritaria en términos políticos y sociales, es «un nuevo estatus», formulación equiparable a la que dice plantear el PNV, aunque en este caso con derecho a decidir y dejando claro que «el desarrollo competencial será el que decida la mayoría social de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. La capacidad de decisión de la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa no reconocerá ningún techo competencial impuesto por el ordenamiento jurídico del Estado», plantea EH Bildu.