Las cosas van a estar reñidas en Araba. Tampoco es nada nuevo. Al frente de la Diputación han estado ya PNV, PSE y PP. Pero ahora llama a la puerta una nueva realidad. El independentismo tiene posibilidades en el herrialde de la CAV que históricamente más se le resistía. De hecho, aunque no resulte muy significativo, EH Bildu fue la primera fuerza en las pasadas elecciones europeas.

Si Franco levantara la cabeza, esta vez incluiría también a Araba en su decreto ley 247 del 23 de junio de 1937, que acababa con el Concierto Económico de Gipuzkoa y Bizkaia por ser «provincias traidoras».

Fíjense cómo han cambiado las cosas, que en este herrialde en el que en 1977 ganaba UCD y AP tenía un buen puñado de votos ha habido encuestas en estos meses que han llegado a dar la victoria a Podemos.

El trabajo de base de la izquierda abertzale, el asentamiento que EA tuvo en el territorio, el cambio generacional, y también la «morralla» llegada desde Gipuzkoa y Bizkaia, han alterado la sociología y el comportamiento electoral de Araba. Las encuestas más serias colocan a PNV y EH Bildu al frente de la intención de voto en las elecciones forales, con el PP ahí al lado. Atraer a los indecisos va a ser sustancial, puesto que un puñado de votos pueden inclinar la balanza.

Y dado el tamaño de Gasteiz con relación al conjunto de Araba, el voto en la capital va a ser también determinante. El CIS publicó ayer una encuesta que da vencedor al PP con el 25,9% de los votos y 8 concejales. Le seguiría EH Bildu con el 17,8% y 5 concejales y PNV con el 17,7% y otros cinco concejales. El PSE se queda con el 12,8% y cuatro concejales. La sorpresa es la irrupción de Irabazi (Ezker Anitza y Equo) con el 11,4% y 3 concejales y Hemen Gaude (Podemos) con el 6,4% y 2 ediles.

La encuesta parece mostrar un cierto despiste de la parte del electorado que en las europeas votó a Podemos e IU y que da la impresión de no saber a cuál de los nuevos nombres quedarse.

Más allá de esto, evidencia que el partido de Javier Maroto todavía está fuerte y aguanta por encima de la caída de sus siglas, lo que debiera hacer meditar a quienes apuestan por desbancarlo de la Alcaldía sobre la necesidad de agrupar fuerzas en torno a una candidatura de cambio que pueda sacar siquiera un voto más que Maroto.