En unas elecciones, el cartel que utilizan los partidos para promocionar a sus candidatos es su tarjeta de presentación ante la ciudadanía, la imagen en la que, con mayor o menor fortuna, intentan condensar de manera gráfica su mensaje en un solo golpe de vista. UPN se ha decantado por una fotografía en blanco y negro de su cabeza de lista, lo que ha venido a acentuar la estampa de hombre gris y anticuado de su candidato Javier Esparza, por mucho que hayan derrochado colorín en su eslogan «Navarrísimo». Por cierto, un lema al que han sumado recientemente el término «Adelante», que tanto recuerda a una canción de los carlistas en la Guerra del 36, el himno bélico que reza «Adelante Tercio de Artajona, que viva la virgen de Jerusalén...».

El PSN nos ofrece una María Chivite con cierto punto de “abuelita Paz”, ya que sus dedos índices cruzados parece que están preparados para hacer unos patucos de calceta para su retoño. En cambio, la candidata del PPN, Ana Beltrán, con la mirada y las manos apuntando al cielo, tiene pinta de estar en éxtasis por una aparición de la Virgen, aunque tal vez no se trate de una visión “mariana”, sino de que está contemplando obnubilada a su querido Mariano Rajoy.

Entre los partidos que quieren descabalgar al régimen, tenemos el cartel de EH Bildu, que ofrece una imagen de grupo, la única de todo el plantel, con sus candidatos en primera línea arropados por sus compañeros, evidenciando que todo el mundo cuenta. Mucho menos multitudinarios son el resto. Así, Uxue Barkos aparece sola y de pie, apoyada en una mesa, ofreciéndose como la baza de Geroa Bai. En Podemos se han decantado por varios candidatos, con Laura Pérez mandando en una estampa de calle y que guarda algunas similitudes con el cartel de Izquierda-Ezkerra, en el que sus tres actuales parlamentarios son la apuesta, con José Miguel Nuin también copando el centro.

Y por su cuenta y riesgo, con ganas de cambiar o de apuntalar al régimen (vaya usted a saber), tenemos al cabeza de lista de Ciudadanos, el “happy” de Diego Paños, también de pie y con esa sonrisa que no se cansa de lucir, sea en su cartel electoral o en los debates más ácidos, como si se tratara del gesto de una estatua. Como se puede comprobar, carteles para todos los gustos para encandilar al electorado, aunque sea por la vista.