Alberto PRADILLA
MADRID
Entrevista
SUSANA ETCHEGOYEN
MÉDICO E IMPULSORA DE LA QUERELLA

«Cuando el médico no denuncia y no investiga, es considerado cómplice, lo mismo que si hubiera maltratado él»

La argentina Susana Etchegoyen tiene un amplio currículum como doctora. Médica clínica y farmacóloga, actualmente es docente en las universidades de La Matanza y en la de Buenos Aires. Junto a otros ocho facultativos firma la denuncia ante la Asociación Médica Mundial contra los forenses de la Audiencia Nacional española.

Han presentado una queja contra los forenses de la Audiencia Nacional española por su posible connivencia con casos de tortura. ¿En qué se basan?

Se documenta que hay casos en los que los forenses han descrito las lesiones y jamás han denunciado. Eso, por nuestro juramento, es imposible. Tenemos obligación ética como médicos de denunciar cualquier daño ocasionado a una persona, no importa su condición y en particular si es prisionero. La Asociación Médica Mundial tiene un dossier y un articulado especial para el trato con prisioneros donde queda claro que el médico es un testigo privilegiado, porque es donde accede el paciente. Cuando el médico no denuncia y no investiga es considerado cómplice, es lo mismo que si hubiera torturado él. En el momento en el que rompemos nuestro juramento ya no somos médicos. Nadie debe confiar en nostros.

¿Se han puesto en contacto con las víctimas? ¿Y con los médicos a los que denuncian?

A las víctimas las escuchamos, con los médicos de la Audiencia no tenemos nada que hablar. Ellos saben lo que tienen que hacer y no lo han hecho. No vamos a entrar en una discusión que no tiene sentido. Hay un órgano superior, que es la Asociación Médica Mundial, de la cual todos los colegios son parte. España es firmante, con lo cual lo que corresponde es que sea la asociación la que establezca cuál es la investigación que hay que abrir y la conducta a seguir.

El Gobierno español siempre presiona ante este tipo de de nuncias. ¿Ocurriráotra vez?

Es difícil negar lo que los forenses escribieron. Estamos presentando seis casos firmados de su puño y letra. Por ejemplo, el caso de Unai Romano, aunque no es el único. Casi muere víctima de torturas y la médica forense describe su estado, algo que no puede ser autoinfligido. No es un tema de opinión. Los propios forenses han descrito las lesiones. Las han visto y no han denunciado para que se investigue, cuando es su obligación.

Madrid argumenta que a veces los daños son autoinfligidos y que existe un manual.

No hay posibilidad en las lesiones que describimos. En todo caso, en todo el mundo se dice que cuando hay sospechas de torturas se pide que se abra una investigación. No se ha abierto. Unai Romano no se hizo eso solo. Desde un punto de vista médico nadie puede creerlo. Los forenses que escriban eso están mintiendo y eso es inaceptable. Excepto en el caso de Unai Romano, que fue de mucha gravedad porque corrió riesgo su vida, en el resto se anota la lesión y se subestima. Como mínimo, ha habido connivencia.

¿Qué sanciones van a pedir?

Lo tiene que decidir la asociación. La opinión de los profesionales que firmamos la denuncia es que un médico que ha sido partícipe de tortura o la ha ocultado o ha tenido connivencia no puede seguir siendo médico. En nuestro país hemos presentado solicitudes para prohibir ejercer. Hay colegios que les han sacado la matrícula a algunos doctores. No me corresponde a mí decidir, sino a la asociación.

En Argentina tienen experiencia con este tipo de casos.

Todavía hay juicios abiertos al respecto, se están llevando a cabo, pero ha transcurrido mucho tiempo. Se están llevando a cabo juicios contra médicos que han participado en tortura, en robo de niños... es una batalla muy dura, porque la corporación médica protege a los miembros que hacen esto. No obstante, debo decir que la Asociación Médica Mundial ha emitido un duro informe contra el Gobierno de Irak condenándolo por el uso de médicos en el maltrato a prisioneros, con lo cual tenemos la esperanza de que no haya un doble estándar y el Estado español responda por lo que aquí ocurre.