«No hemos llegado a Gaza, pero hemos roto el bloqueo»
La eurodiputada Ana Miranda participaba en la III Flotilla de la Libertad que pretendía romper el bloqueo a la Franja de Gaza, y viajaba en el barco que fue asaltado por Israel en aguas internacionales, lo que calificó como «acto de piratería». Con ella viajaban el diputado árabe-israelí Bassel Ghattas y el expresidente tunecino Moncef Marzuki, entre otros activistas y periodistas.
La eurodiputada del BNG –en el escaño que comparte con Josu Juaristi (EH Bildu) –llegó ayer al Estado español tras haber vivido el asalto de la Marina israelí al barco Marianne Götteberg, fletado por la organización Rumbo a Gaza con ayuda humanitaria para simbolizar la ruptura del bloqueo al que Israel somete a la población de la Franja. Subraya que «hemos roto ese bloqueo de silencio en torno a Gaza, no hemos cumplido el objetivo de llegar, pero es curioso que en un barco de papel comparado con los grandes buques militares que vimos en Ashdod, ha conseguido movilizar a ese Estado militar. En el puerto había más de 300 personas esperando como si fuese un gran triunfo». Tras participar en la concentración de protesta ante el Ministerio de Exteriores de Madrid, relataba a GARA lo sucedido.
¿Cómo vivió el asalto?
Dos días antes comenzaron a aparecer en las pantallas del radar dos barcos paralelos –por momentos un tercero–como barcos fantasmas que nos seguían a veinte millas. El día 28 por la noche comenzaron a acercarse y se comunicaron con la tripulación diciendo que iban a abordar el barco. Sobre las 12.30 aparecieron y ofrecieron que descargáramos la ayuda humanitaria en el puerto de Ashdod o que nos marcháramos porque estábamos en aguas de jurisdicción israelí, cuando estábamos en aguas internacionales, nada menos que a noventa millas. Ellos mismos han creado sus propias normas. El capitán se negó; dijeron que nos estabamos negando al diálogo y nos cargaron la culpa si había violencia. Entonces nos abordaron entre 30 y 40 soldados armados hasta la médula como en una acción bélica, con un despliegue de medios e intimidación impresionante. Desproporcionado para un barco pesquero de veinte metros, totalmente pacífico. Estaba el expresidente de Túnez, periodistas de Al-Jazeera, de Rusia Today, una televisión israelí, una televisión maorí... y activistas de Suecia y Galicia.
¿Se llegaron a producir agresiones?
Sí, las formas fueron violentas. Los activistas solo recibimos unos empujones para que nos pusiéramos todos juntos, pero con la tripulación, en el puente de mando, usaron las porras eléctricas y rompieron los cristales. Les pegaron y en algún momento se oyeron gritos, gritos de mucho terror. Sí que hubo violencia cuando tomaron el mando del barco.
Aún quedaban veinte horas hasta Ashdod. ¿Cómo vivieron el resto del viaje?
Estábamos en la proa, todos juntos, pero nadie podía dormir por el estrés, ignorándolos, pero de vez en cuando hacían cacheos o nos acompañaban cuando íbamos baño o pedíamos comida. Siempre vigilantes y manifestando esa prepotencia.
¿Y al llegar a puerto?
Nos entregaron a la Policía y, tras una hora de control, me deportaron. Me acompañó la Policía al aeropuerto y, para mi sorpresa, también me recibió la Policía en Madrid. La salida fue tan rápida por la presión diplomática, pero tampoco quieren tener allí a gente dedicada a la política porque se convierte para ellos en un problema.
Pero quedan aún detenidos.
Ha quedado la tripulación sueca y noruega, dos canadienses y una escritora sueca. Creo que saldrán en los próximos días. Nuestra preocupación ahora es liberarlos.
Israel también se ha quedado con el material que transportaban a Gaza.
Han confiscado el barco con toda la ayuda humanitaria, pero también con las aportaciones, dibujos y cartas simbólicas que se recogieron en todos los sitios donde paraba el Marianne, teléfonos y documentos, sin ningún tipo de escrúpulos.
¿Van a presentar denuncias?
Las personas del Marianne van a presentar una denuncia ante la Corte Penal Internacional, porque han confiscado un barco de pabellón europeo en aguas internacionales. Vamos a presentar preguntas parlamentarias. Esta gente no tiene escrúpulos y goza de impunidad por parte de los estados. Espero que el Gobierno se mueva, pero me parece que no lo vayan a hacer dadas la anteriores ocasiones.