Hungría, que es parte de la zona Schengen europea, anunció ayer que ha completado la instalación de la primera parte de la valla con concertinas a lo largo de su frontera con Serbia para contener lo que denomina una «amenaza para la seguridad, prosperidad e identidad europeas», cerrando –o pretendiéndolo al menos– una de las puertas de entrada de los refugiados, sobre todo sirios, afganos y paquistaníes, a la Unión Europea.
Más de dos mil entran a diario en Hungría de esta forma o siguiendo las vías de trenes que no pueden ser interrumpidas por la alambrada y que llegan hasta el punto de registro. La valla colocada hasta ahora no ha surtido el efecto de disuadir a los que, generalmente tras una larga y ardua travesía por el Mediterráneo y los Balcanes, solo les falta un paso para pisar suelo del espacio Schengen, desde donde pueden viajar a países como Alemania, Austria o Suecia.
Pocos quieren quedarse en Hungría, cuyo Parlamento prepara el debate una serie de medidas, entre las que se contempla el establecimiento de penas de hasta tres a&bs;ños de cárcel por cruzar de forma ilegal la frontera.
El paquete legislativo se presentó en una semana en la que la Policía austríaca encontró 71 cadáveres de refugiados en un camión frigorífico abandonado procedente de Hungría, en un caso de tráfico de personas por el que tres búlgaros y un afgano fueron enviados a prisión.
Además, en las últimas horas las fuerzas de seguridad húngaras detuvieron a cuatro ciudadanos rumanos que transportaban a 21 refugiados en un camión en las cercanías de la ciudad fronteriza de Röszke.
«Por muy poco»
También ayer en Austria la Policía arrestó a otro ciudadano de la misma nacionalidad por transportar en una camioneta a 26 refugiados de Siria, Afganistán y Bangladesh, de los que tres niños de corta edad se encuentran graves y tuvieron que ser hospitalizados debido a la falta de oxígeno y la deshidratación por el calor. «Ha sido por muy poco. Mucho tiempo más no habrían soportado esa tortura, según los médicos», declaró el portavoz policial, David Furtner.
Los traficantes de personas les ofrecen llevarlos al destino anhelado a cambio de importantes sumas de dinero, y explotan la situación trasladando a las personas en pésimas condiciones que ponen en riesgo sus vidas.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo sentirse «horrorizado» y «desconsolado» por las muertes en el Mediterráneo y en Europa, que calificó de «tragedia humana», y pido «mucho más esfuerzo» y una respuesta política activa para evitar esas tragedias y «una crisis de solidaridad».
Apoyo en Dresde a los refugiados y rechazo a la política de asilo de Berlín
Varios miles de personas se manifestaron ayer en Dresde bajo el lema en apoyo a los refugiados y contra la actual política de asilo en Alemania. Cientos más se citaron en Goslar para protestar contra el racismo en respuesta a una marcha de la formación La Derecha contra su alcalde, que se mostró a favor de acoger refugiados en la ciudad para contrarrestar el descenso de residentes. Además, ayer, el Tribunal Constitucional alemán invalidó en su totalidad la prohibición de reunión decretada en Heidenau tras las protestas neonazis contra el centro de acogida de refugiados.GARA