El Ejército ruso bombardeó ayer por vez primera objetivos en Siria después de obtener luz verde del Consejo de la Federación de Rusia (Senado) y horas antes de presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que apuesta por «coordinar a todas las fuerzas que hacen frente al Estado Islámico (ISIS) y a otras estructuras terroristas».
El Kremlin es consciente de la dificultad de que las potencias occidentales fueran a apoyar una coalición que incluya al Gobierno de Bashar al-Assad y que podría generalizar entre sus objetivos a grupos rebeldes más allá de los yihadistas del ISIS e incluso del Frente al-Nosra (sección de Al Qaeda en Siria).
Así, y en el marco de su política de hechos consumados, Vladimir Putin instó ayer a los 162 senadores a votar por unanimidad la autorización del recurso al envió de un «contingente militar al extranjero», en un voto similar al que precedió al envío de tropas especiales rusas a Crimea, poco antes de su anexión en marzo de 2014.
El Kremlin lo tiene claro
El Kremlin lo tiene clarísimo: basta la luz verde de la ONU o en su defecto una petición de ayuda del Gobierno «legítimo» de Siria para autorizar una intervención militar rusa.
La presidencia siria confirmó que el propio Al-Assad, aliado de vieja data de Moscú, envió una petición a Putin por carta.
El jefe de la Administración del Kremlin, Serguei Ivanov, aseguró que la intervención se limitará a ataques aéreos y excluyó, por lo menos de momento, una intervención terrestre. Ivanov concretó que «el objetivo militar de esta operación es exclusivamente la cobertura aérea a las fuerzas armadas sirias en su lucha conta el ISIS».
Fuentes militares sirias señalaron a la televisión pública que la aviación rusa «bombardeó posiciones terroristas en Homs (centro) y Hama (noroeste) y matizó que un tercer ataque aéreo en Lataquia, feudo costero del régimen, fue lanzado en exclusiva por la aviación siria.
Las zonas atacadas en Homs están controladas por el Ejército de la Conquista, una amalgama de grupos islamistas, salafistas y yihadistas (Al-Nosra), mientras que en Hama están presentes los yihadistas del ISIS.
Fuentes militares sirias hablaron de «muchos muertos, sobre todo entre las jefes terroristas» como resultado de los bombardeos. El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos cifró en 27 los civiles muertos en raids rusos contra las localidades de Rastane, Talbisse y Zaafarani, en la provincia de Homs.
Es la primera vez que Rusia, en plena ofensiva diplomático-militar en Siria, interviene miitarmente lejos de desde hace 36 años. El anterior precedente fue la invasión afgana por el Ejército soviético en 1978.
Putin justificó el salto al asegurar que «el único medio para luchar eficazmente contra el terrorismo internacional es adelantarse y destruirlo en los terrritorios que controla antes de que nos ataque en casa».
En un quiebro que aclara su posición, Putin instó a un compromiso entre régimen y oposición tolerada y mostró su convición de que Al-Assad es consciente de que el arreglo definitivo del conflicto solo es posible sobre la base de una reforma política y de un diálogo con las fuerzas sanas (sic) del país».
Washington contemporiza y París arremete contra Moscú
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, aseguró que Washington no está en contra de los bombardeos rusos pero solo si tienen como objetivos al ISIS y Al Qaeda, pero reiteró su negativa a «mezclar nuestra lucha contra el terrorismo con el apoyo a Al-Assad», porque, insistió, «los yihadistas del ISIS no podrán ser vencidos en Siria si el presidente Bashar al-Assad sigue en el poder».
Un responsable del Pentágono aseguró que los primeros bombardeos rusos no tuvieron como objetivo al ISIS, pero la Casa Blanca contemporizó señalando que «es muy pronto» para concretar cuáles fueron los objetivos. Kerry dejó la cuestión en suspenso pero adelantó que «pronto sabremos si el objetivo de Rusia es luchar contra el ISIS o proteger al régimen de Al-Assad».
París lo tiene claro e instó a Rusia a que no bombardee «a la población civil o a la oposición moderada», a que exija a Damasco el fin de «los bombardeos indiscriminados con barriles explosivos» y a que no rehabilite a Al-Assad, contra quien París abrió una investigación por crímenes contra la humanidad.ID.L.