El ministro de Interior francés, Bernard Cazeneuve, afirmó ayer, tras reunirse con su homólogo belga, Jan Jambon, que los atentados del viernes en París fueron preparados en el exterior.
«Las investigaciones demostrarán que fueron preparados en el exterior y movilizaron a un equipo de actuantes en Bélgica, que se beneficiaron de complicidades en Francia. Hay una imperiosa necesidad de colaboración entre los servicios de inteligencia de ambos países porque aquellos que prepararon los ataques en Bélgica no figuraban en los ficheros de inteligencia franceses», manifestó.
La Policía francesa divulgó ayer la identidad y fotografía de uno de los presuntos implicados en los ataques. A través de Twitter pidió la colaboración ciudadana para localizar a Abdeslam Salah, nacido en Bélgica pero con nacionalidad francesa. Al parecer alquiló en ese estado el Volkswagen Polo utilizado por los yihadistas que atacaron la sala de conciertos Bataclan.
La Fiscalía belga emitió en su contra una orden de detención internacional. Se da la circunstancia de que el sábado por la mañana, horas después de la cadena de atentados, fue sometido a un control por gendarmes franceses en Cambrai, junto a la frontera belga, en un coche en el que viajaba con otros dos individuos. Los agentes, tras verificar las identidades de todos, los dejaron marchar. Uno de los ocupantes del coche tenía antecedente policiales en Bélgica.
Según fuentes policiales, Salah es el hermano menor de uno de los atacantes –identificado como Ibrahim Salah–, que murió al hacer estallar su carga explosiva en el ataque al restaurante Le Comptoir Voltaire, en el bulevar Voltaire.
Un tercer hermano fue detenido por la Policía belga en una operación realizada en el barrio de Molenbeek de Bruselas, pero su nombre no trascendió. En total se produjeron siete detenciones, casi todas en Molenbeek.
La Fiscalía belga indicó que ambos vehículos «matriculados en Bélgica», hallados por los investigadores franceses cerca de Bataclan y del cementerio Père Lachaise, fueron alquilados «al principio de la semana pasada» en la región de Bruselas. En el interior de ambos coches había fusiles Kalashnikov.
El sábado por la noche, la Policía francesa detuvo a siete familiares y personas del entorno de Omar Ismail Mostefai, de 29 años, identificado como otro de los autores de la matanza en la sala de conciertos Bataclan de París gracias al hallazgo de un dedo seccionado. Nacido el 21 de noviembre de 1985 en Courcouronnes, al sur de la capital francesa, fue condenado en ocho ocasiones entre 2004 y 2010, aunque nunca llegó a ingresar en prisión. Su padre, su hermano y su cuñada figuraban entre los detenidos. Sus domicilios en Romilly-sur-Seine (este de Francia) y Bondoufle (en la región de París) han sido registrados por los gendarmes.
35 personas salen del peligro
En este contexto, el presidente francés, François Hollande, presentará el miércoles ante el Parlamento un proyecto de ley para prorrogar tres meses el estado de emergencia actualmente en vigor.
Decretado ya el viernes, tiene una duración estipulada por ley de doce días, más allá de los cuales el presidente de la República debe presentar ante la cámara legislativa una moción para su extensión, según la Constitución francesa.
El ministro Cazeneuve avanzó igualmente que ordenará el cierre de las mezquitas que «propaguen el odio».
«No he esperado a que se decrete el estado de emergencia para combatir a los predicadores del odio, pero con el estado de emergencia podremos ir más rápido», aseguró en la cadena de televisión France 2. El expresidente y líder de la oposición conservadora, Nicolas Sarkozy, reclamó la expulsión «manu militari» de «los imanes que recen oraciones de signo radical» y que se cierren sus mezquitas. Cazeneuve le replicó que existen 34 procedimientos de expulsión de imanes.
La cifra oficial de fallecidos se mantuvo en 129 después de que fuentes hospitalarias informaron de la muerte de tres de los heridos, pero sin aportar más datos. La imprecisión del comunicado llevó a los medios a elevar a 132 el balance provisional de fallecidos, por lo que un portavoz de los hospitales tuvo que aclarar que esos tres fallecidos estaban ya incluidos en el balance ofrecido por la Fiscalía, que era de 129 muertos.
El organismo que gestiona los hospitales parisinos, AP-HP, informó además que de las 80 personas que fueron admitidas el viernes en estado de gravedad extrema en sus centros, 35 ya no estaban en peligro. 42 seguían necesitando el servicio de reanimación. De las 415 personas atendidas, 218 habían recibido el alta. Este último balance, actualizado a las 17.00 de ayer, no tiene en cuenta los heridos trasladados a dos hospitales militares fuera de la capital.
El primer ministro, Manuel Valls, señaló que un total de 103 personas fallecidas han sido ya identificadas, mientras que «de 20 a 30» estaban en esta fase.
«No hay víctimas anónimas. Son jóvenes que fueron atacados mientras estaban tranquilamente en un café o asistiendo a un concierto», manifestó. Refiriéndose a los familiares de las víctimas, subrayó que «no hay sicólogo, voluntario o médico que los pueda consolar».
Momentos de pánico
Ayer, primero de los tres días de duelo nacional decretados por el Gobierno, los museos y salas de espectáculos seguían cerrados en la Ciudad de la Luz. Pese a la prohibición de manifestarse hasta el jueves, cientos de personas se reunieron de manera espontánea en la plaza de la República. El ruido provocado por el estallido de una bombilla en un restaurante provocó escenas de pánico y una estampida humana ante el temor de que fuera un tiroteo. Los concentrados corrieron a resguardarse en restaurantes cercanos.
El arzobispo de París, André Vingt-Trois, ofició ayer una misa en la catedral de Notre Dame en homenaje a las víctimas. Las campanas replicaron durante un cuarto de hora. La consternación sigue, igual que el miedo.