
En una carta remitida al Consejo de Seguridad, el embajador turco ante Naciones Unidas, Halit Cevik, ha indicado que los bombarderos, de los que no especifica nacionalidad –eran rusos–, recibieron 10 advertencias en 5 minutos mientras se acercaban a Turquía en la región de Yayladag-Hatay.
«Ignorando esos avisos, ambos aviones, a una altitud de 19.000 pies, violaron el espacio aéreo nacional turco hasta una profundidad de 1,36 millas y una longitud de 1,15 millas durante 17 segundos», señala la misiva.
Tras ello, uno de los aparatos cambió su rumbo y dejó el espacio aéreo de Turquía, mientras que el otro fue atacado por F-16 turcos y cayó en territorio sirio, ha añadido Cevik.
Según el embajador turco, su país «no dudará en ejercer sus derechos bajo la legislación internacional para proteger la seguridad de sus ciudadanos y sus fronteras en cumplimiento de las normas establecidas».
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha reclamado «medidas urgentes» para reducir la tensión tras el derribo del caza ruso y una «revisión cuidadosa» de lo ocurrido. «El secretario general ha estado siguiendo la situación. Está seriamente preocupado por el derribo del caza ruso por la fuerza aérea turca», ha declarado su portavoz, Stéphane Dujarric.

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